En Santiago hay pocas localizaciones tan significativas como la de las torres de Tajamar. La más cercana es la de la estación Mapocho. Esto no parece ser una coincidencia. Ambas comparten casi simétricamente una posición en la trama urbana que responde a los mismos hechos que a lo largo del tiempo fueron relacionando la ciudad con su entorno natural. La voluntad de controlar sus dinámicas y de integrarlo al proceso de gestación de la ciudad que salÃa del siglo xix y entraba en un nuevo ciclo de desarrollo hacen del paisaje una herramienta para el diseño de la ciudad.
↑Fig.1 Leandro Badazana.Plano que indica la dirección del Mapocho en Santiago de Chile 1783. Colección Biblioteca Nacional de Chile.
Entre estos hechos están las obras que buscaban encauzar las aguas del rÃo Mapocho, la construcción de los tajamares y su canalización; la incorporación de nuevos suelos públicos en los terrenos ganados al cauce; y la construcción de sendos parques para dar un nuevo frente a la ciudad e integrar el paisaje del rÃo, la montaña y el cerro San Cristóbal; parques que en ambos extremos rematan a su vez en edificios monumentales. Las torres de Tajamar, por su parte, tienen una condición adicional: su telón de fondo es la cordillera.
De hecho, la posición en la trama y el paisaje urbano es uno de los principales atributos de las torres, a tal punto que las ubica en la memoria de muchos santiaguinos. Entonces, parece interesante mirar su localización privilegiada y explorar su potencial, situándolas en el contexto del sistema mayor que constituyen el rÃo, los parques Forestal y Balmaceda1, la plaza Italia y la estación Mapocho, sistema en el que también podrÃa incluirse el parque Bustamante que, por esta vez, dejaremos fuera.
La vocación del nivel cero de las torres de Tajamar es un punto crÃtico de este sistema. Explorar las condiciones que dieron lugar a su configuración nos permitirá comprender su función dentro de un encadenamiento singular de espacios públicos en un área icónica del crecimiento de la ciudad desde las últimas décadas del siglo xix en adelante.
1770-1830: CONTROLAR LAS AGUAS DEL MAPOCHO Y CREAR ESPACIO PÚBLICO
Desde mediados del siglo xvii, controlar las aguas del Mapocho era la prioridad número uno de las obras públicas. De hecho, en 1678 concluÃan las obras que sustituirÃan los primeros tajamares de madera y piedra que databan de 1616. Con esta segunda versión perfeccionada de los tajamares se incorporaron nuevas tierras a la ciudad y en 1721 se creó un camino y una plaza en la manzana del actual Mercado Central para dar libre acceso hacia el puente a carretas y coches que se dirigÃan del centro a la Chimba2. Estos eran los primeros gestos de apertura de espacios públicos frente al rÃo Mapocho. En efecto, en 1783, año de uno de los desbordes más grandes del rÃo en este siglo, un plano del ingeniero Leandro Badazana estudia la construcción de nuevos tajamares y ya incluye un frente plantado de álamos en las cuatro manzanas que prolongan los tajamares desde el puente de Cal y Canto (1767 y 1779) hacia el poniente (fig. 1).
Hacia fines de siglo ya se levantaba en las orillas de los taja- mares, desde el puente de Cal y Canto hacia el oriente, una “doble serie de álamos de Italia†que dirigÃan la mirada hacia la montaña. Aunque colindaban con la espalda de la ciudad céntrica, prefiguraban hacia el oriente el nuevo frente de la ciudad y se erigÃan como el paseo más concurrido por calesas y jinetes de las familias elegantes. Este paseo, que se abrÃa al paisaje natural y lo incorporaba al paisaje urbano, durarÃa hasta 1830, cuando las familias y los mercaderes se trasladaron hacia la Alameda de las Delicias3.
↑Fig.2 Eugene Maunoury. Vista general desde el cerro Santa LucÃa, c. 1860 Colección Biblioteque nationale de France.
1850: LA CIUDAD MIRA HACIA EL ORIENTE
FotografÃas, grabados y dibujos de la segunda mitad del siglo xix dan cuenta de que la ciudad dirigÃa su mirada hacia el oriente. Estas vistas contemplaban los pies de los cerros Santa LucÃa y San Cristóbal, el rÃo, sus tajamares, el camino que los bordeaba y la Alameda del Tajamar que llegaba a su fin a la altura del sitio donde hoy se erigen las torres y, al fondo, la cordillera (fig. 2).
El plano de Herbage de 1841 muestra que la tercera obra de los tajamares, dirigida por JoaquÃn Toesca y construida por AgustÃn Caballero entre 1792 y 1804, se extiende por 33 cuadras4 desde la calle Morandé al poniente hasta el último de los molinos al oriente. Ambos puntos coinciden con ambos extremos de la curva del cauce donde el rÃo Mapocho tenÃa su mayor ensanche. También coinciden con los puntos donde hoy se localizan la estación Mapocho y las torres de Tajamar. Frente al rÃo, un camino arbolado, la Alameda del Tajamar, bordeaba el tramo oriente de los tajamares y culminaba hacia el poniente en una fuente y una franja de terreno que acogÃa una cancha de gallos y baños públicos (fig. 3).
↑Fig.3 Juan Herbage. Plano de la ciudad de Santiago, 1841. Colección Biblioteca Nacional de Chile.
1870-1910: PRIMER TRAMO DEL CANAL DEL MAPOCHO; LA CIUDAD SE VUELCA HACIA EL RÃO
A partir de 1872, bajo la intendencia de BenjamÃn Vicuña Mackenna, se impulsa una serie de obras que irán modificando la relación de la ciudad con el rÃo y conformando el paisaje ur- bano entre estos dos puntos significativos (fig. 4). Por una parte, entre 1872 y 1875 se crea la plaza La Serena en el punto de convergencia entre la Alameda de las Delicias y la Alameda del Tajamar, esta última renombrada como avenida Providencia.
↑Fig.4 Nicano Boloña. Plano de Santiago, 1895. Detalle. Ãlbum de planos de las principales ciudades y puertos de chile. Dirección General de Obras Públicas, Oficina de GeografÃa y Minas. Colección Biblioteca Nacional de Chile.
Por otra parte, en 1888 se construye el Ferrocarril de Circunvalación que prolonga la vÃa férrea desde la estación Central hasta la estación Mapocho, y en 1893 se construye la lÃnea Llanos del Maipo, cuyo punto final es la estación Pirque, frente a la plaza La Serena. Ambas intervenciones abren el frente del rÃo a los viajeros y a la experiencia urbana de los santiaguinos. Al mismo tiempo, facilitan el proceso de urbanización hacia el oriente, en un sector donde ya se trazan nuevas calles desde Providencia hacia el sur.
Paralelamente, entre 1888 y 1895 se demuelen los tajamares y se construye el primer tramo del canal del Mapocho, que se extiende desde la calle Manuel RodrÃguez hasta la estación Pirque. Estas obras permiten crear 17 hectáreas de nuevo suelo urbanizable que, tras litigios y expropiaciones, se destina a espacio público y, en 1900, al proyecto del parque Forestal diseñado por Georges Dubois entre la plaza La Serena y la calle de Las Claras (hoy Mac Iver) (fig. 5). Este proyecto reconfigurará el paisaje urbano del sector e incentivará la transformación de los barrios vecinos al crear un nuevo frente de edificaciones para la alta burguesÃa.
↑Fig.5 S/D. Vista al parque Forestal, 1906. Colección Biblioteca Nacional de Chile.
1910-1930: SEGUNDO TRAMO DEL CANAL DEL MAPOCHO; LA CIUDAD SE EXTIENDE FRENTE AL RÃO
Hacia 1910 la evolución del transporte cobra importancia en una ciudad que se proyecta más allá de sus fronteras. El tranvÃa eléctrico ya llevaba una década dando accesibilidad hacia el oriente. En 1911 ya transitan por Providencia varios ramales de la lÃnea Mapocho-Los Leones, lo que posibilitó parcelar las chacras ubicadas entre la vÃa férrea del ramal del Maipo y la avenida Los Leones y entre las avenidas Providencia e Irarrázaval, además de abrir calles e iniciar un proceso de urbanización en esta dirección (fig. 6). AsÃ, la plaza Colón (antigua plaza La Serena) cobra forma y jerarquÃa para adecuarse a las necesidades de giro de los tranvÃas en este punto de convergencia de cuatro avenidas principales de la ciudad. En adelante se la nombrará plaza Italia.
↑Fig.6 Nicanor Boloña. Plano general de la ciudad de Santiago e Inmediaciones 1911. Detalle. Colección Bibliotheque nationale de France.
Por su parte, el ferrocarril se consolida como medio de transporte interurbano, cobra presencia en la ciudad con sus estaciones localizadas en puntos reconocibles y contribuye asÃ, con edificios monumentales, a la consolidación del espacio público del centenario. Entre 1908 y 1911 se construyen las estaciones Mapocho, a la altura de la calle Bandera, y Pirque, frente a la plaza Italia. De este modo, la estación Mapocho, el parque Forestal con el Palacio de Bellas Artes, el nuevo frente edificado y la plaza Italia terminan de conformar, en el tramo poniente, un sistema con el cual se afirma la presencia de lo público en la ciudad y se le entrega un nuevo frente al rÃo, con lo que se le incorpora al espacio y al paisaje urbano.
Con la estación Mapocho de fondo, el nuevo espacio público burgués del parque Forestal avecina de manera conflictiva el espacio público del bajo pueblo, que comercia en los mercados entre una y otra vera del rÃo, ocupando la explanada libre entre el parque Forestal y la estación, por donde transitan varios tranvÃas hacia el centro, el norte, La Chimba y el oriente de la ciudad (fig. 7).
↑Fig.7 Estación Mapocho y terminal de tranvÃas de la Chilean electric Tramway & Light Co.,c. 1920 Archivo fotográfico Chilectra.
Poco a poco, entre 1921 y 1926, el frente urbano del rÃo se prolonga y consolida con la construcción hacia el oriente del segundo tramo del canal del Mapocho entre la plaza Italia y la calle Román DÃaz. Se crea asÃ, igual que entre la plaza Italia y la estación Mapocho, nuevo suelo urbano que, tras litigios y expropiaciones, es declarado público. Se trata de una vasta superficie que abre la perspectiva hacia la cordillera y el cerro San Cristóbal, la que se destina a la creación de una nueva calle de borde de rÃo, la avenida Andrés Bello, y un nuevo parque de la magnitud del parque Forestal, aunque con un ancho menor, el parque Japonés. Construido en 1929 e inaugurado en 1930, este parque rematará con un espejo de agua frente al sitio de las torres de Tajamar, punto en que la trama urbana se ensancha hacia el oriente entre el borde del rÃo –la avenida Andrés Bello– y la avenida Providencia (fig. 8).
↑Fig.8 Inicio de la construcción del parque Japonés. Oscar Prager, 1929. Vista desde el sitio en que se construirán las torres de Tajamar; al fondo, el parque Forestal.(Fuente: santiagonostalgico.com) Colección Biblioteca Nacional de Chile.
1930-1960: EL PARQUE JAPONÉS COMPLETA EL FRENTE DEL RÃO Y EL ACCESO AL ORIENTE
El plano de 1933 muestra el sistema de espacios públicos que acompaña el tramo canalizado del rÃo ya casi completo, desde la estación Mapocho hasta el lÃmite oriente del parque Japonés (fig. 9). Entre la estación y el parque Forestal se ha proyectado una secuencia de cuatro plazas, tres de ellas plantadas y una dura entre las calles Estado y San Antonio.
El parque Japonés ya está en su esplendor. El sistema formado por el parque Forestal, la plaza Italia y este parque, que culmina en un espejo de agua al oriente, se ha transformado en el paseo público favorito de los santiaguinos.
↑Fig.9 Levantamiento aeroforgramétrico IGM, 1933. Fragmento hoja n° 14. Instituto Geográfico Militar.
En los años 30 la ciudad incorpora los vehÃculos motorizados. Hacia 1940, el automóvil ya se ha tomado la escena de la ciudad, aunque todavÃa convivirá por unos años con el tranvÃa. No pasa lo mismo con el tren; en 1943 deja de funcionar el ramal ferroviario del Maipo y se demuele la estación Pirque. La franja de terreno ocupada por la vÃa férrea quedará disponible para la construcción del parque Bustamante que, inaugurado en 1945, convergerá justamente en la plaza Italia. En estos años, el parque Japonés ha ido declinando, ha sido rebautizado como parque Gran Bretaña y posteriormente ha sido transformado y nombrado parque Balmaceda.
1964-1967: LAS TORRES DE TAJAMAR; LO PÚBLICO Y LA GEOGRAFÃA
En los años 60 hubo una explosión de edificación en altura en el paÃs. En 1963 se inicia la construcción del conjunto habitacional de las torres de Tajamar en el predio que enfrenta el parque Balmaceda.
Este conjunto se localizaba en uno de los lugares más privilegiados de la ciudad. Situado al final de los parques Forestal y Balmaceda y en el acceso a las comunas del sector oriente, colinda con el rÃo en el punto en que, hacia el oriente, se des- pliega en su cauce natural y, hacia el poniente, se encauza en una caja de piedra (fig. 10). En palabras de Fernando Castillo:[…] El Parque Forestal, que continuaba en el Parque Providencia, culmina en este lugar que era una gran fachada de ciento y tantos metros mirando el parque, o sea era un remate del parque. Nosotros nos planteamos que esos edificios debÃan ser esculturas dentro del parque y por tanto, tener transparencias hacia la cordillera y juegos de altura para que aparecieran como objetos escultóricos […].5
↑Fig.10 Vista aérea, 1964. FotografÃa Higinio González. Colección Archivo Visual de Santiago, donación Juan Pablo Avendaño.
Eran tiempos en que la arquitectura y particularmente la arquitectura en altura era pensada como parte de un sistema mayor, incorporaba el espacio público y reconocÃa la geografÃa en la cual se inscribÃa, tiempos en que se hacÃa ciudad desde el paisaje (fig. 11). Aunque desde la perspectiva del caminante esto no siempre fuera evidente.
↑Fig.11 Vista aérea desde la plaza Italia hacia el oriente. FotografÃa Jack Ceitelis, 1969. Archivo Cámara Chilena de la Construcción.
1980-2010: LA IMPRONTA DEL TRANSPORTE VEHICULAR
En los decenios siguientes, tres hechos afectaron este sistema de parques y edificios monumentales. El primero fue el cierre del ferrocarril a ValparaÃso y la clausura de la estación Mapocho en 1987. Tras cuatro años de abandono, en 1991 la estación se rehabilita y transforma en equipamiento cultural. En 1994 se abre al público. Desde entonces, el Centro Cultural Mapocho se ha convertido en un espacio público en toda su magnitud.
El segundo hecho que afecta significativamente las plazas que prolongaban el parque Forestal hasta la estación Mapocho, y la continuidad vegetal que conformaba el borde norte de la plaza Italia entre los parques Balmaceda y Forestal, es el creciente espacio entregado al automóvil en la ciudad, que aumenta en 2005 con las rampas de acceso y salida de la Costanera Norte en ambos puntos.
↑Fig.12 Vista aérea, 1964. FotografÃa Higinio González. Colección Archivo Visual de Santiago, donación Juan Pablo Avendaño.
El tercer hecho es la implementación del Transantiago en 2007, cuyos paraderos y zonas pagas ocupan una extensa explanada frente a la estación Mapocho, y cortan completamente lo que quedaba de espacio público con un cruce intensamente transitado entre uno y otro lado del rÃo.
2015: LOS CONCURSOS Y LOS DESAFÃOS DEL ESPACIO PÚBLICO
↑Fig.13 Vista aérea, 1964. FotografÃa Higinio González. Colección Archivo Visual de Santiago, donación Juan Pablo Avendaño.
Hoy no parece casual que la ciudad busque una nueva relación entre estos dos puntos significativos y el espacio público (figs. 12-13). Se acaban de realizar dos concursos públicos: Explanada de los Mercados y Anteproyecto plaza pública torres de Tajamar, Homenaje a Fernando Castillo Velasco. Con ellos se procura dar nueva forma y sentido a las relaciones entre los parques y los edificios de la estación Mapocho y de las torres de Tajamar.
En el marco de interpretación que ofrece el seguimiento del proceso de configuración de este sistema de espacios públicos, un punto clave es el tratamiento del nivel cero del conjunto de las torres de Tajamar. El concurso de la plaza pública aporta soluciones al recuperar un espacio público actualmente ocupado por estacionamientos en superficie. Sin embargo, la intervención no incorpora los espacios de uso público del conjunto.
Notas
1.En el texto de Hugo Mondragón y Manola Ogalde de este mismo libro, se enumeran los distintos nombres que ha tenido este parque a lo largo de la historia.
2.Armando de Ramón. Santiago de Chile 1541-1991. Historia de una sociedad urbana. Santiago de Chile: Editorial Sudamericana, 2000.
3.IbÃd., p. 101.
4.Gómez Alcorta, A.; Prado, C.; Ocaranza, F. “Registro Arqueoló- gico y Contextualización Histórica de los Tajamares del RÃo Mapocho, Chileâ€. Revista de Historia Regional y Local, 4 (8, 2010):275-315.
5.Fernando Castillo Velasco. “Fernando Castillo Velasco, arquitecto y dc histórico: ‘no serÃa arquitecto de Paz por ningún motivo’â€. The Clinic, 31 de agosto de 2008.
Autores
Rosanna Forray. Arquitecto, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1982; Máster en Urbanismo, 1991, y PhD en Sciences Appliqueés, Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, 1998. Su trabajo de investigación actual se relaciona con movilidad y espacio público en el marco del desarrollo urbano sustentable. Entre sus publicaciones destacan los libros Coproduire nos espaces publics y The Tribune Tree, European principles of Citizen Participation in Urban Regeneration Policies. Actualmente es profesora asociada de la Pontifica Universidad Católica de Chile y Profesora invitada en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.