Esta operación cultural, que transformarÃa a Chicago en un nuevo destino para arquitectos, entusiastas, turistas y, eventualmente, inversionistas, se inauguró el 3 de octubre del año 2015. La bienal cuenta con un importante apoyo económico de actores privados, principalmente BP (quienes siguen lidiando con las consecuencias del derrame del Deepwater Horizon ocurrido en 2010) y la gestión de la alcaldÃa de Rahm Emanuel, ex jefe de Estado Mayor de Obama y alcalde de Chicago desde 2011. La dirección artÃstica fue asumida por Sarah Herda, directora de la Graham Foundation, y Joseph Grima, exdirector en jefe de la revista Domus y curador de distintas bienales y festivales de arquitectura y diseño (Kortrijk, Estambul y, próximamente, Matera).
El guión de las bienales pareciera desarrollarse con éxito en distintas latitudes, sin embargo, la razón por la que destaca Chicago es su cultura e historia ligada a la arquitectura y a la manera en la que se ha conformado la ciudad. El tÃtulo del evento, The State of the Art of Architecture, hace referencia a esta cultura, tomando el nombre de una conferencia realizada por el arquitecto Stanley Tigerman en la misma ciudad en 1977 junto a invitados como Michael Graves, Frank Gehry, John Hedjuk, Charles Jencks, entre otros. La bienal del 2015 busca ampliar la pregunta sobre el estado de la arquitectura y también las posibles respuestas: se convoca a más de cien invitados de alrededor de treinta paÃses, quienes usan distintos medios de representación para dar una respuesta. AsÃ, la cacofonÃa se transforma en una constante en este tipo de eventos.
Prototipos a escala real, fotografÃas, material de archivo, instalaciones, imágenes de concursos, nuevos sistemas constructivos, maquetas, videos, investigaciones y todo el espectro de recursos de la llamada ‘arquitectura de salón’ se encuentran en el centro de operaciones de la bienal, el Chicago Cultural Center, un edificio de finales del siglo XIX que alguna vez fue la principal biblioteca pública de la ciudad. Otras instituciones asociadas al evento –la Chicago Architecture Foundation, Graham Foundation, Art Institute of Chicago y el Museum of Contemporary Art, por nombrar algunas– se encargan de realizar visitas guiadas, exposiciones y charlas que amplÃan el territorio de acción de la bienal hacia la ciudad.
Es en este movimiento hacia el South Side de Chicago, especÃficamente, donde podemos encontrar uno de los hitos de este evento. Coincidiendo con la apertura de la bienal, se inauguró el Stony Island Arts Bank, un banco construido en 1923 y abandonado en 1980 que fue recientemente recuperado y transformado en un centro cultural por el artista local Theaster Gates. Una habilitación precisa para un espacio que albergará colecciones, archivos, talleres y actividades abiertas para la comunidad, haciendo referencia a los procesos de abandono de las ciudades y la reconstrucción de identidad como resistencia. Quizás esta es una de las lecciones que deberÃan tomar otras bienales; asumir este tipo de instancias como una oportunidad de activar nuevos espacios y celebrar la arquitectura, en vez de una circulación de figuras que, en muchos casos, se mueven como mercancÃas culturales.
Por una parte, The State of the Art of Architecture aspira a ser una piedra fundacional diversa en ideas, contextos, medios de representación y recursos, logrando su objetivo con creces. Por otra, el debate respecto al futuro de Chicago (que continúa después de la inauguración, cuando la prensa ha dejado de atender el evento) es quizás algo que ha pasado desapercibido para el público internacional. La bienal se ha convertido en una instancia importante para reunir a los actores locales e impulsar la acción respecto a temas que son atingentes a la ciudad. La exposición Bold: Alternative Scenarios for Chicago, las propuestas para repensar las estaciones de policÃa como centros comunitarios, las charlas acerca de la preservación de edificios posmodernos e incluso las visitas guiadas gratuitas a edificios icónicos dan cuenta de este objetivo más local. Es aquà donde las diferencias con Venecia se hacen evidentes y sus reales competidores se vuelven más claros.
En junio del 2015, un mes antes de que Venecia anunciara a su nuevo curador, el alcalde Rahm Emanuel inauguraba el 606 Trail², un parque urbano en altura sobre una estructura ferroviaria en desuso, una mejora en la ciudad que, si seguimos el caso del High Line, lleva asociados procesos de gentrificación e importantes flujos de capital. Mejorar la calidad de vida a través de la arquitectura ha demostrado ser un buen negocio y Chicago quiere generar esos proyectos antes que Nueva York, Londres o SÃdney, ya sea con arquitectos locales o figuras internacionales. Desde esa perspectiva, una Bienal de Arquitectura puede ser una instancia servicial, crÃtica o neutral ante estos procesos. El éxito de estos eventos, no sólo en número de visitantes sino que en términos de proyecciones futuras, depende finalmente de los curadores y su capacidad para establecer o cuestionar agendas, más que de actuar únicamente como agentes turÃsticos.
Autor
Sebastián Paredes. Arquitecto, Pontificia Universidad Católica de Chile. Colaborador de Ediciones ARQ.
Notas
1 KAMIN, Blair. «Chicago plans global architectural expo for 2015», Chicago Tribune, publicado el 24 de junio de 2014. [Accedido en: 20-10-2015]. Disponible aquÃ.
2 TROTTER, Greg. «The 606 trail debuts to sunshine, happy crowds», Chicago Tribune, publicado el 6 de junio de 2015. [Accedido en: 20-10-2015]. Disponible aquÃ.
Participantes publicados por Ediciones ARQ
Al Borde en ARQ 81.
Atelier Bow-Wow en Atelier Bow-Wow | Comunalidad Arquitectónica: una Introducción.
Giancarlo Mazzanti en ARQ 71 y ARQ 76.
Johnston Marklee en ARQ 78 y META.
Joseph Grima en ARQ 90.
OFFICE KGDVS en ARQ 80 y META.
Plan:B Arquitectos en ARQ 67 y ARQ 76.
Pezo von Ellrichshausen en ARQ 80, ARQ 84, Finite Format 002 & 003, META, entre otros.
Tomás Saraceno en ARQ 87.