Ediciones ARQ | Pelin Tan

Pelin Tan

Para Emanuele Coccia, Â«las plantas, en su historia y evoluciÃ³n, demuestran que los seres vivos producen el espacio en el que viven en vez de verse obligados a adaptarse a Ã©lÂ». Siguiendo a este filÃ³sofo italiano, las plantas no sÃ³lo serÃan las primeras arquitectas, sino que serÃan mucho mÃ¡s capaces y completas que nosotros: ademÃ¡s de producir su propio espacio, producen y posibilitan la vida que lo ocupa. Desde ese punto de vista, la instrumentalizaciÃ³n de lo vegetal no serÃa mÃ¡s que otra muestra de las limitaciones estructurales del pensamiento puramente humano. Afortunadamente, desde la arquitectura ya hay ideas, propuestas y discursos que superan la visiÃ³n antropocÃ©ntrica sobre la vegetaciÃ³n. Son arquitecturas – escritas, pensadas, diseÃ±adas o construidas – que â€˜aprenden deâ€™ y â€˜piensan conâ€™ las plantas. Estos puntos de vista y de contacto entre arquitectura y vegetaciÃ³n se ponen de relieve en este nÃºmero.

Pensar con la vegetaciÃ³n nos permite entender que la mantenciÃ³n de la vida en este planeta no puede ser definida unilateralmente. MÃ¡s bien, debemos dar espacio para que entidades no humanas tambiÃ©n participen y se beneficien. El desafÃo no estÃ¡ en enviar humanos al espacio ni en generar las condiciones para la vida humana en otro planeta, sino en entender que la vida no sÃ³lo se la debemos a nuestros padres, sino a la sociedad completa y a la naturaleza como un todo. Es decir, pensar con la vegetaciÃ³n nos permite abandonar proyectos individualistas y antropocÃ©ntricos, para establecer relaciones empÃ¡ticas y colaborativas con nuestros entornos. Como revista dedicada al conocimiento sobre la arquitectura, dedicar un nÃºmero de ARQ a quienes piensan con la vegetaciÃ³n no es sÃ³lo una oportunidad para mirar un tema de suma relevancia actual, sino una responsabilidad con la condiciÃ³n pedagÃ³gica de una revista acadÃ©mica. A fin de cuentas, tenemos mucho que aprender de la vegetaciÃ³n y casi nada que enseÃ±arle (extracto editorial).

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Sumario

Reportaje fotogrÃ¡fico

Bosque fantasma / Maya Lin

Editorial

Pensar con la vegetaciÃ³n / Francisco DÃaz

Lecturas, obras y proyectos

JardinerÃa y cultivo como PrÃ¡cticas comunitarias. Pelin Tan en conversaciÃ³n con Andrea Bagnato

Volverse xerÃ³filo / Cooking Sections (with Akt II)

Discurso arbÃ³reo / Sylvia Lavin

Chacras, alamedas y baldÃos: formas rurales de verde en la modernizaciÃ³n urbana de Santiago / PÃa Montealegre

Casa de vidrio / Max NÃºÃ±ez

VegetaciÃ³n y placer / Daniel Talesnik

Una historia naturocultural de la antena palmera / Fernando Portal

HOT-WALL de plantas tropicales de moda a tecnologÃas de cuidado / Brittany Utting, Daniel Jacobs

Plan maestro bosque protector Cerro Blanco / Al Borde

Del bosque al jardÃn: elogio a una ecologÃa temporal y tÃ©cnica / OphÃ©lia Mantz

La imprevisibilidad de la vida: material vegetal, agencia vegetal y lo virÃdico / Julian Raxworthy

Na Blanca dâ€™en Mestre / VÃctor Rahola, Stefano Cortellaro, MariÃ CastellÃ³

Guanay: planificaciÃ³n y rehabilitaciÃ³n ecolÃ³gica para el desarrollo inmobiliario en PuchuncavÃ / MÃ³nica Musalem, Craig Stuart Moore, Francisco Croxatto

Floraciones de la corriente de Humboldt: cuatro ejemplos de la vivacidad de las plantas errantes / Louisa King, Tamsin Salehian

Debate

La vegetaciÃ³n como sujeto de derechos. Biodiversidad y constituciÃ³n./ Alejandra Figueroa, Paloma Infante

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Si bien las infraestructuras son un prerrequisito para cualquier nociÃ³n moderna de »civilizaciÃ³n» (Graham, 2010:4), pocas veces notamos cuanto dependemos de ellas. Tal vez el hecho de que sÃ³lo interactuemos con sus interfaces las haga pasar desapercibidas, al punto que sÃ³lo recordamos su existencia cuando fallan o cuando, a fin de mes nos toca pagar la cuenta. Esa invisibilidad hace difÃcil abordarlas desde la arquitectura.

QuizÃ¡s como una forma de arquitecturizarlas es que Keller Easterling (2016:24) las denomina espacio-matriz; asÃ deja en evidencia que, incluso cuando son intangibles, las infraestructuras sÃ estÃ¡n localizadas en el espacio y, como matriz, siempre operan en interconexiÃ³n con otras. En ese espacio entre uso y gestiÃ³n sin cuestionamiento es donde hay un espacio de crÃtica que puede ser ocupado por la arquitectura. AllÃ se ubican los proyectos, ensayos e investigaciones de este nÃºmero de ARQ, y desde esa posiciÃ³n, su aporte consiste en ampliar dicho espacio.

ARQ-99-Infraestructura

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Sumario

Portafolio FotogrÃ¡fico

La fotografÃa de Jack Ceitelis / Carla Francheschini

Editorial

Calculadamente tarde / Francisco DÃaz

Lecturas, obras y proyectos

Sobre infraestructura / Reinhold Martin, entrevistado por JosÃ© Lemaitre y Pedro Correa

Teatro Regional del BÃobÃo / Smiljan Radic, Eduardo Castillo, Gabriela Medrano

Una especie de circo raro / David Caralt

Infraestructura para porosidades selectivas / Maite Borjabad

Infraestructura del Umbral / Pelin Tan

MetrÃ³polis de Arrecifes / Amaia SÃ¡nchez, Jorge Valiente, Gonzalo Valiente

Parque Kaukari del rÃo CopiapÃ³ / Teodoro FernÃ¡ndez Arquitectos

Contener, restaurar, conectar / Osvaldo Moreno

De infraestructura a Paisaje / Fulvio Rossetti

La segunda vÃa / NicolÃ¡s Verdejo

Dos centrales de transmisiones / UMWELT

Edificio C&T / JosÃ© Rosas, Philippe Blanc

La infraestructura del edificio / Renato D’Alencon, Claudio VÃ¡squez, Pedro Pablo De la Barra

Aeropuerto Arturo Merino BenÃtez / STANTEC + AmunÃ¡tegui Barreau Arquitectos

Debate / Pablo Allard, Camila CociÃ±a

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Â¿Es tan comÃºn lo comÃºn? Por una parte, se puede entender como aquello sin la pretensiÃ³n de transformase en algo excepcional. Por otra parte, asumiendo el problema en tÃ©rminos de propiedad, lo comÃºn puede aparecer en relaciÃ³n a lo pÃºblico (si algo es comÃºn es de todos, por lo tanto es pÃºblico). Finalmente, a partir de la reciente revalorizaciÃ³n de conceptos como the commons (Hardt y Negri) o ‘uso comÃºn’ (Agamben), lo comÃºn se puede entender tambiÃ©n como un dispositivo polÃtico.

En este nÃºmero ARQ estÃ¡n presentes todos estos enfoques, exponiendo las controversias para que nuestros lectores puedan apreciar los distintos argumentos. Aunque quizÃ¡s, al hablar de lo comÃºn, esas controversias no sean tales.

En su texto «Public and Common(s)», Reinhold Martin analiza las distintas acepciones de lo comÃºn y su aparente confusiÃ³n con lo pÃºblico. Hannah Arendt, por ejemplo, ve a lo comÃºn como sinÃ³nimo de lo pÃºblico (que aparece en la polis) pues ella lo entiende en oposiciÃ³n a lo individual (que aparece en el espacio privado); Hardt y Negri a su vez proponen que la metrÃ³polis «es el espacio de lo comÃºn, de la gente viviendo en conjunto, compartiendo recursos, comunicÃ¡ndose, intercambiando bienes e ideas.»

Martin observa que en ambas visiones es la ciudad el entorno que permite que lo comÃºn aparezca. A esto se agregan casos como los Smithsons, Venturi y Scott-Brown, o Atelier Bow-Wow, para quienes lo comÃºn como lo ordinario surge a partir de una relectura de la ciudad existente. Es decir, cualquiera sea el Ã©nfasis â€“cotidiano, pÃºblico o polÃticoâ€“, es en la ciudad donde lo comÃºn aparece y se produce.

Hoy en dÃa sin embargo, y desafiando las porfiadas idealizaciones que podamos hacer sobre la vida urbana, pareciera ser que el miedo, la comodidad y la desidia reducen cada vez mÃ¡s la existencia de aquellos espacios donde lo comÃºn aparece y se produce. Entonces, Â¿quÃ© hacemos mientras descubrimos como recuperar la cualidad comÃºn de la ciudad? Â¿cuÃ¡les pueden ser esos espacios comunes donde los distintos puntos de vista tienen un lugar de debate, negociaciÃ³n y finalmente de encuentro? Idealmente debieran ser muchos. Por cierto, y en base al prestigio construido a lo largo de 35 aÃ±os, aspiramos a que revista ARQ pueda ser uno de esos espacios.

Extracto de la editorial.

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