Ediciones ARQ | Pablo Ojeda

Pablo Ojeda

Casa-Barrios-Bajos-06

«Cada aÃ±o usamos maderas que vienen de otras casas… como una semilla.

Â¿CÃ³mo ordenan los fragmentos que constituyen la Posa y a la vez la designan? Cada uno de los troncos no es un mero elemento de intersecciÃ³n entre la superficie de una pared y el instante donde esa pared termina. Cada listÃ³n era ya antes y serÃ¡ despuÃ©s una forma explosionada.

Cada una de las maderas viene de muchas otras y anteriores construcciones. Una vez terminado el pretexto de esta edificaciÃ³n, el edificio mismo deberÃ¡ desaparecer. Pero en verdad es ya imposible que desaparezca lo ya disuelto. Cada tronco volverÃ¡ a ser esquina, volumen o intersecciÃ³n porque antes ya fue valla, pared, arbotante o perchero.

Una paradoja entre otras que interrogan la naturaleza de este cuarto es el hecho de que no pueda ser completamente destruido sino tan solo restituido».

Juan MuÃ±oz. «De las semillas». En: La Posa.

Casa-Barrios-Bajos-01 â†‘ Fig. 1 Vista del espacio interior intervenido. FotografÃa: Felipe Fontecilla.

Casa-Barrios-Bajos-02 â†‘ Fig. 2 Vista del espacio interior intervenido. FotografÃa: Felipe Fontecilla.

La casa que nos ocupa se comenzÃ³ a construir en 1960 en Valdivia poco antes del gran terremoto y tsunami que asolÃ³ a la regiÃ³n. Al momento de la catÃ¡strofe estaba en tijerales. En aquella Ã©poca se diseÃ±Ã³ y pensÃ³ como una casa-departamento para familias de la clase trabajadora de la ya algo alicaÃda masa laboral de la industria local. Se trataba de una casa con fines de arriendo. Dos viviendas pareadas y simÃ©tricas compartÃan un patio comÃºn con dos lavaderos y dos pequeÃ±as leÃ±eras en medio de un barrio obrero conectado directamente a la industria del borde del rÃo de Valdivia.

La casa se construyÃ³ con restos de demoliciones y saldos de otras obras. En la dÃ©cada de los ochenta la casa de dos departamentos pasÃ³ a ser habitada por una sola familia, la que la transformÃ³ en una vivienda Ãºnica: se dejÃ³ una puerta ciega, una de las dos escaleras fue eliminada, las dos cocinas se transformaron en una y se agregaron ventanas a la fachada norte, nuevamente obtenidas de demoliciones.

Casa-Barrios-Bajos-03 â†‘ Fig. 3 Vista desde el patio. FotografÃa: Felipe Fontecilla.

Casa-Barrios-Bajos-04 â†‘ Fig. 4 Planta de emplazamiento. / Fig. 5 IsomÃ©trica.

Casa-Barrios-Bajos-05 â†‘ Fig. 6 Planta de primer y segundo piso. / Fig. 6 Corte AA.

La presente constituye, entonces, la Ãºltima capa de un palimpsesto que se ha venido dibujando siempre sobre la misma hoja, no solo en su formato sino en su materia. Resultaba evidente que la propia casa se habÃa articulado a lo largo de su historia con una lÃ³gica no conservacionista en cada una de sus transformaciones: cada dueÃ±o o habitante le habÃa cambiado algo destruyendo una estructura o pieza anterior. Nuestro gesto, entonces, se asemejaba a aquella antigua tradiciÃ³n sintoÃsta japonesa que cada cierto tiempo destruye sus templos para volver a levantarlos igual que el original. AllÃ el valor estÃ¡ dado no tanto por la antigÃ¼edad del templo, sino por la cantidad de veces que sus piezas o componentes han sido cambiados y hasta reemplazados.

Las reglas fundamentales del proyecto fueron mantener el formato de la casa, su perfil, su metraje y continuar la lÃ³gica del uso de materiales de esta. A partir de ello, la necesidad de rehabilitarla fue la excusa para reformularla. La casa debÃa abrir su fachada norte hacia el patio trasero. Esto permitirÃa aumentar su profundidad incorporando el patio como un gran espacio complementario. Las habitaciones del segundo piso debÃan cambiar de orientaciÃ³n. Una galerÃa hacia la calle sur dejarÃa las piezas orientadas hacia el patio norte. El resultado fue una renovaciÃ³n casi inadvertida para los vecinos histÃ³ricos del barrio. La idea de conservar un cierto patrimonio se sustentaba en preservar y refinar el formato de aquello que rodeaba al proyecto: ciertas tipologÃas, una escala, la permanencia en el tiempo de unas formas propias del lugar, caracterÃsticas que son testimonio de una probada adaptaciÃ³n urbana y climÃ¡tica. Todas las modificaciones que ha experimentado la casa son tan solo el resultado de la adaptaciÃ³n de la casa a un nuevo hogar, a un nuevo estilo de vida que la habita.

Casa-Barrios-Bajos-00 â†‘ Fig. 7 Vista desde el patio. FotografÃa: Felipe Fontecilla.

Casa-Barrios-Bajos-07 â†‘ Fig. 7 Vista del Ã¡rea de circulaciones. FotografÃa: Felipe Fontecilla.

Casa-Barrios-Bajos-08 â†‘ Fig. 9 Vista del espacio interior intervenido. FotografÃa: Felipe Fontecilla..

Casa-Barrios-Bajos-Titulo

Publicado en

ARQ 88 | Patrimonios
Diciembre 2014

Ficha tÃ©cnica

Arquitecto: Pablo Ojeda / Colaboradora: Marcela Carrasco / UbicaciÃ³n: Baquedano 181, Valdivia, Chile / Encargo: auto encargo / CÃ¡lculo estructural: Adolfo Castro / ConstrucciÃ³n: Pablo Ojeda / Proyectos elÃ©ctrico y sanitario: Pablo Ojeda / Estructura: madera / Terminaciones interiores: paneles de terciado, yeso-cartÃ³n y madera / Terminaciones exteriores: planchas recicladas de zinc micro-acanalado (original existente), madera recuperada (original existente) / Presupuesto: 10 uf/mÂ²; US$ 399/mÂ² / Superficie de terreno: 300 mÂ² / Superficie construida: 120 mÂ² / AÃ±o de proyecto: 2013 / AÃ±o de construcciÃ³n: 2013-2014 / FotografÃa: Felipe Fontecilla

Lecturas recomendadas

ARQ 88 | Patrimonios
ARQ 84 | Estructuras de madera
ARQ 68 | Intervenciones

Una pequeÃ±a casa obrera al lado de una antigua instalaciÃ³n industrial, un amplio templo arruinado por la naturaleza, fotos anÃ³nimas en un archivo, el recuerdo de unas rejas que cercaban un jardÃn urbano, modestas construcciones ganaderas en el desierto, un elegante regimiento convertido en espacio de exhibiciones: el conjunto diverso de obras que este nÃºmero recoge intenta poner en evidencia la naturaleza mÃºltiple, dispersa y heterogÃ©nea de lo que entendemos por ‘patrimonio’.

Se podrÃa afirmar que el conjunto completo de lo que tenemos forma parte de nuestro patrimonio, en una definiciÃ³n ampliada y ciertamente genÃ©rica que abarcarÃa de paso tanto los Ã¡mbitos individuales y colectivos como aquellos privados y pÃºblicos, ademÃ¡s de los materiales e inmateriales. Sin embargo, ese patrimonio diverso es objeto de valoraciones complejas y asimÃ©tricas, nunca homogÃ©neas, para nada evidentes: como lo plantea el texto de MÃ¡rquez y Rozas, la mayorÃa de las veces la definiciÃ³n cualitativa del patrimonio ha sido «monolÃtica y articulada desde el poder», con una mirada enfocada por cierto en el monumento.

Asociada mÃ¡s veces de lo conveniente al conservacionismo y al discurso hegemÃ³nico, durante los Ãºltimos aÃ±os la nociÃ³n de patrimonio ha sido desplazada de su anterior centro y puesta en revisiÃ³n. La naturaleza polifÃ³nica de la ciudad ha dado lugar a la validaciÃ³n de otras identidades que, desde los mÃ¡rgenes, han logrado instalar otros idearios, otras imÃ¡genes y otras culturas que han abierto el concepto de patrimonio hacia nuevos campos.

La primera acepciÃ³n de la palabra registrada por el diccionario alude â€“con algo de candorâ€“ a la esfera de la familia, los bienes y las preexistencias e incluye por cierto una componente de permanencia y sedimentaciÃ³n: patrimonio es la «hacienda que alguien ha heredado de sus ascendientes». Acumulada en el tiempo y vinculada inequÃvocamente con el pasado, la heredad de la que como arquitectos participamos tambiÃ©n tiene una proyecciÃ³n al futuro, en la medida que su comprensiÃ³n integral incluye la generaciÃ³n y cuidado de una herencia para las generaciones que nos sucederÃ¡n. A la pregunta por cÃ³mo cautelar lo que hemos recibido, habrÃa que agregar otra pregunta por cÃ³mo construir â€“material e inmaterialmenteâ€“ lo que vamos a entregar.

ARQ-88-Titulo