Hugo Palmarola

arquitectura en el chile del siglo xx
Arquitectura en el Chile del siglo xx, es la síntesis de un largo trabajo de investigación del arquitecto y académico Fernando Pérez Oyarzun, en la que colaboran un selecto grupo de expertos en la materia. los cuatro volúmenes que conforman la serie proponen una narrativa acerca de la arquitectura y las ciudades en Chile durante el siglo pasado. ‘‘Mordernización y Vanguardia 1930 – 1950’’, su segundo volumen, continúa la narración a partir de la década de 1930 y concluye en la mitad del siglo.

arquitectura en el chile del siglo xx
Las contribuciones de Claudio Vásquez, Hugo Palmarola y Horacio Torrent complementan el relato central e introducen nuevas voces y perspectivas. El impacto cultural de las nuevas tecnologías, los primeros intentos de planificación territorial y el aporte de arquitectos extranjeros como Le Corbusier, aportan densidad y complejidad a un panorama en el que la industrialización y la participación del Estado resultan fundamentales para la configuración del territorio chileno.

arquitectura en el chile del siglo xx

Disponible
15.550

comprar

Autor: Fernando Pérez Oyarzun
Contribuciones: Horacio Torrent, Claudio Vásquez, Hugo Palmarola

Textos en español, fotografías e imágenes color y blanco y negro, planos, dibujos y esquemas
Páginas: 216
Formato: 17 x 24 cm.
Peso: 0,4 kg. aprox.
ISBN: 978-956-9571-38-1

Índice

Agradecimientos

Introducción

Arquitectura en el Chile del siglo XX | Volumen 2: Modernización y Vanguardia 1930 – 1950

Alternancias políticas y cambios culturales 1931-1952

Carlos Ibañez y el segundo gobierno de Arturo Alessandri

Los gobiernos del Frente Popular

El desarrollo cultural en el Chile de mediados de siglo

la renovación urbana y paisajística

Karl Brunner y la introducción del urbanismo

La renovación del centro de Santiago

Oscar Prager y el desarrollo del paisajismo

Introductores de la vanguardia

Sergio Larraín García Moreno

Eduardo Costabal y Andrés Garafulic

Roberto Dávila Carson

Juan Martínez

Mauricio Despouy

La transformación residencial

Las nuevas casas

Nuevos edificios, nuevas formas de vida

El Estado y la vivienda

Modernización y equipamiento urbano

La renovación de las escuelas

La dotación de hospitales modernos

Nuevos equipamientos

Equipamiento y vanguardia

La industria y el turismo

Nuevos edificios industriales

Los hoteles y el desarrollo del turismo

Los cambios en la cultura arquitectónica

Las escuelas se modernizan

Las revistas y la difusión del pensamiento arquitectónico

Contribuciones

Encargo y proyecto de la casa Errázuriz
Claudio Vásquez

Tecnología doméstica y modernización del habitar.
Santiago de Chile 1910-1950
Hugo Palmarola

Ciudad, Arquitectura y Planificación hacia mediados del siglo xx:
el Plan Serena 1948-1952
Horacio Torrent

Anexos

Arq chile sxx-01
Arq chile sxx-01
Arq chile sxx-02
Arq chile sxx-03
Arq chile sxx-04
Arq chile sxx-05
Arq chile sxx-05

estructuras desmontables
Poco antes de su muerte en 2003, Cedric Price se aseguró de que el Interaction Centre –edificio que él mismo había diseñado veintisiete años antes– fuese demolido. Si bien muchos interpretan ese acto como una demostración de excentricidad, también se puede argumentar que Price estaba siendo fiel a una arquitectura que, para él, debía ser como la comida (que se prepara, come, digiere, y luego se evacúa); así, no habría necesidad de mantener un edificio tras su vida útil, aun si eso implicaba rechazar las intenciones de la comunidad de preservarlo como monumento histórico.

Este singular ejemplo da cuenta, sin embargo, de una idea mucho más extendida: que las estructuras habitables pueden no estar destinadas a perdurar, cuestionando así la noción de que la arquitectura se define por su permanencia. Hablamos de aquellas estructuras que –como las carpas que Semper proponía como el origen de la arquitectura– se plantean con una temporalidad limitada, pudiendo ser desmanteladas y removidas, pero permaneciendo listas para ser nuevamente instaladas.

Esta idea implica una redefinición de fondo. Porque si el proyecto de arquitectura busca prever la forma final y diseñar detalles que permitan que la construcción resista la intemperie y perdure en el tiempo, las estructuras desmontables implican una preocupación adicional por la reversibilidad del proceso, exigiendo al menos una definición ampliada del alcance de un proyecto. La reciente insistencia sobre estas arquitecturas y los diversos caminos de exploración que abren, se presentan en esta edición a través de un dossier con 12 ejemplos de distintas escalas y procedencias.

estructuras desmontables
Pero si bien podemos entender que estas estructuras surgieran con la revolución industrial, y luego reaparecieran junto a los deseos de emancipación y movilidad de los jóvenes en los sesenta, ¿cómo explicamos que hoy en día hayan dejado de ser manifestaciones marginales para transformarse en protagonistas del discurso de la arquitectura contemporánea?

Boltanski y Chiapello argumentaban en 1999 que la mutación más reciente del capitalismo consistía precisamente en haberse adueñado de los ideales de emancipación y libertad que los jóvenes del ‘68 habían levantado como bandera de lucha. Así, podríamos leer el revival de las arquitecturas de los sesenta –y sus estructuras desmontables– como representaciones de la ductilidad del nuevo capitalismo. Pero también podríamos entender la reciente avalancha global de arquitecturas temporales como una reacción al adjetivo ‘atemporal’ con el que algunas prácticas contemporáneas justifican sus proyectos.

Sin ánimo de resolver esta interrogante, y siguiendo a Price, en este número de ARQ nos preguntamos por las estructuras desmontables simplemente por la curiosidad que nos genera su resurgimiento en el contexto actual. Pero si esa misma curiosidad juvenil por entender es la que llevó a las vanguardias a desmontar estructuras y supuestos existentes, renovando y vitalizando el discurso de la arquitectura, ¿no deberíamos estar constantemente desmontando estructuras para entenderlas, cuestionarlas, y así vitalizar nuestra disciplina? Obviamente no tenemos la respuesta, pero a punto de cumplir 35 años, y ya con 90 ediciones, en ARQ mantenemos intacta la curiosidad para hacernos estas y otras preguntas.

Extracto de la editorial.

ARQ-90-Titulo

Disponible
$12.550

Comprar

Sumario
Reportaje fotográfico

Montaje Expo Milán 2015 / Andrea Ferro

Editorial

Desmontando estructuras / Francisco Díaz

Lecturas, obras y proyectos

Reversibility / Rahul Mehrotra, Felipe Vera

Patrimonio desmontable / Elvira Pérez

Trayectorias de un panel / Pedro Alonso, Hugo Palmarola

Las pirámides de arena / Tania Tovar

Del Fun Palace al Generator / José Hernández

Estructuras desmontables / Varios autores

Humanidade 2012 / Carla Juaçaba

Pabellón 120/Valparaíso / Sebastián Irarrázaval

La re-creación del hábitat como coproducción del cuerpo y el mundo / Matías Garretón

Arquitecturas de circulación y acumulacion: el remontaje de los pabellones de la Serpentine Gallery / Marina Otero

Noticias de la Escuela
XIX Bienal de Arquitectura de Chile
Opinión

Prisioneros involuntarios de la arquitectura chilena / Benjamín Gallegos, Agustina Labarca

Concurso nacional de proyectos de pregrado CNPP
Novedades ARQ

ARQ-90-01
ARQ-90-02
ARQ-90-03
ARQ-90-04
ARQ-90-05
ARQ-90-06
ARQ-90-07
ARQ-90-08
ARQ-90-09

Cuándo fue que –también en Chile– comenzamos a tirar envases por ser desechables? ¿Desde cuándo nos pareció normal que incluso los cultores de la sustentabilidad consumieran agua (si, pura y también de origen lejano) en botellas individuales desechables?

Parece ridículo reparar en que anteriormente lo que se consumía era sólo el contenido, adquirido usualmente a granel en un receptáculo durable. La prestancia del recipiente podía incluso ser notable como lo sugieren los paisajes íntimos de botellas y jarras que esboza Luigi Morandi. También lo celebraron Le Corbusier y Ozenfant en su elogio al objeto tipo, cotidiano, y funcional, aquel que es bello por simple y depurado, con la esperanza que la producción masiva alcance para todos. Más tarde le llegó el turno a Warhol y su Brillo Box que retrataba la vida fugaz de una muerte anunciada, la llamada ‘obsolescencia programada’, que era prácticamente desconocida en el Chile de los 70.

Editado por Martin Pawley en Architectural Design de diciembre de 1973, el dossier «Garbage Housing» –’viviendas-basura’– proponía utilizar contenedores desechables para la producción masiva de casas (Pawley, 1973).¹

Inmovil-01↑ Fig. 1 Architectural Design Vol. XLIII 12/1973. Portada.
© John Wiley & Sons, Inc.

Inmovil-02↑ Fig. 2 «Garbage housing», by Martin Pawley Architectural Design Vol. XLIII 12/1973. Páginas 767-768.
© John Wiley & Sons, Inc.

Paralelamente, el autor testeaba prototipos a escala natural en talleres de la Architectural Association en Londres, y la Universidad de Cornell en Ithaca, mientras que el profesor Gustavo Munizaga investigaba temas similares desde la Universidad de Chile.

Lo que Pawley proponía transformar en material constructivo para residencias era el contenedor de productos de consumo masivo, especialmente alimentos sólidos y bebidas; un contenedor que porta su imagen promocional en la solitaria confrontación del consumidor con los anaqueles abarrotados del supermercado. Las resonancias del arte Pop eran potentes. El esquema se inscribía en el escenario –históricamente inédito– del envase desechable.²

Desde tiempo preocupado de las políticas de la vivienda, Pawley asumía en esta etapa un derrotero un tanto distinto a su anterior indagación (Pawley, 1971). Le preocupaba la eficacia (si bien desconfiaba de la retorica del proyecto en serie), y para ese efecto avizoraba mecanismos de producción alternativos cuyo alcance, como veremos, era aun más radical.

La clave de Garbage Housing consistía en pensar la sobreproducción de desechos como oportunidad de material constructivo, masivo, y por lo demás universalmente disponible sin costo, en una ecuación virtuosa irrefutable. Lo que entonces comenzaba a avizorarse como un problema ambiental de proporciones se resolvía transformando el desecho en producto, resolviendo de paso, el acucioso déficit de viviendas.

Dos estrategias surgían a partir de sus premisas: la primera, más ambiciosa, consistía en adecuar el contendor de un producto (una botella desechable de cerveza por ejemplo) a las lógicas del elemento constructivo. Ilustraba el caso el proyecto WOBO, impulsado por Alfred Heineken con la colaboración de John Habraken para el rediseño de botellas de cerveza con el fin de utilizarlas como ladrillos. Impresionado por la miseria de un bidonville en Curacao, Heineken –según cuenta Pawley– había advertido como, no obstante las evidentes carencias, las botellas desechables abundaban. Habraken asumió el desafío de conciliar –en el rediseño de la botella– los requerimientos de la construcción con los del manejo de bebidas. Rebajando cantos, modelando un perfil de caras más planas, y agregando cierta rugosidad en las paredes, efectivamente transformaba la botella en ladrillo, prolongando exponencialmente su ciclo de uso, y eliminando los costos ambientales y económicos asociados al transporte y depósito de basuras.³

Inmovil-03↑ Fig. 3 «Garbage housing»: The WOBO Project, Alfred Heineken y John Habraken. Architectural Design Vol. XLIII 12/1973. Páginas 771-772. © John Wiley & Sons, Inc.

Más elemental que la anterior, la estrategia alternativa consistía en buscarle un segundo uso a los contenedores desechables de cartón, plástico, o vidrio, simplemente reciclándolos. Se desplazaba en este caso la concepción del diseño a la obra, no al envase, su potencial modulo constructivo, simplemente adecuando el ‘objeto encontrado’ a un propósito arquitectónico preciso.

Las botellas y tarros desechables –argumentaba Pawley– se producen a razón de siete a diez veces en proporción a los ladrillos o paneles de construcción. Pasar del breve uso primario a un prolongado uso secundario parecía evidente y deseable. Aun más eficaz resultaba hacerlo con la posibilidad de ajustes en el diseño –como ya lo había intentado Habraken– apuntando a su re-encarnación en modulo constructivo, aun más si con toda probabilidad –reflexionaba Pawley– estos objetos desechados constituirían una amenaza ambiental.

Los escenarios del reciclaje –con el consiguiente segundo (y largo) ciclo de vida de los componentes– eran diversos: la villa miseria, en donde los desechos se perpetuaban, era moralmente inaceptable. Luego estaba el bricoleur aficionado que recombinaba unidades en paramentos constructivos, y la casa de vacaciones en donde siempre campeaba –al menos potencialmente– un aire de aventura y cierto espíritu alternativo, pero su condición lúdica alejaba a estas propuestas de las aristas duras del problema. Las lógicas propugnadas por Pawley sostenían en cambio una base estadística significativa en donde la producción incremental de desechos podía medirse contra una demanda también incremental de casas.

Todo parecía calzar perfectamente. Invitado en setiembre de 1972 a la VIEXPO (Exposición Internacional de la Vivienda) realizada en el edificio UNCTAD en Santiago, junto con representantes de 28 países, Pawley se enteró de la envergadura de las carencias continentales, estimadas por el propio presidente Allende en unos veinte millones de casas requeridas por una masa humana literalmente desamparada. Titulada A Strategy for the Resolution of the Conflict Between Mass Housing and Consumer Aspirations, su ponencia se inscribía en el modulo ‘Métodos y Recursos Técnicos’ despertando inesperadamente, desde el inicio, la hostilidad de sus colegas. Probablemente les resultaba grotesco el mensaje de un británico que proponía paliar el déficit habitacional de los pobres en Chile mediante el reciclaje de desechables. No obstante ese episodio, Pawley logró presentar su tesis al presidente y a su ministro de planificación, Gonzalo Martner, quien avizoró en la estrategia una posibilidad de acción coherente y real, pero orientada al uso primario de piezas y materiales de empaque.⁴ Instigado por Pawley, Martner inició un catastro de las capacidades industriales ociosas susceptibles de reactivarse en función de la producción de casas. En este marco, en un panorama de creciente escasez de productos, pero de grandes expectativas reivindicatorias, surgió el proyecto de Jeff Skorneck desde el Cornell Chile Programme.⁵

Inmovil-04↑ Fig. 4 «Garbage housing»: Chile and the Cornell Programme. Architectural Design Vol. XLIII 12/1973. Páginas 777-778. © John Wiley & Sons, Inc.

Skorneck proponía utilizar la capacidad ociosa de la planta local de Citroën para la construcción de viviendas. Le Corbusier había imaginado mucho antes (y sin mayor éxito) movilizar la industria aeronáutica en el Plan Voisin y la del automóvil en la Maison Citrohan. Otro tanto había propuesto Buckminster Fuller en las casas modulares Dymaxion y Wichita, diseñadas para ser producidas en una fábrica. En un plano más ideológico, Marinetti y los futuristas habían suscrito similares alianzas. El traslado de las vicisitudes incontrolables de la obra a las certidumbres de la producción en línea al amparo del galpón industrial ha sido, desde hace tiempo, tópico de propuestas para la construcción masiva, pero a diferencia de la ‘prefabricación pesada’ que también comenzaba a utilizarse en Chile en esa década, la lógica de Skorneck se inscribía en la construcción en metal, su ensamblaje ‘en seco’, y sus tolerancias dimensionales mínimas, la misma que, desechando al hormigón armado por tosco, conduciría en línea directa al High-tech.⁶

Diseñado por el ingeniero francés Pierre Boulanger, el Citroën 2CV no tardó en transformarse en un clásico del automóvil de masas (Sudjic, 2009).⁷ Dotado de un solo faro delantero, su primera versión poseía los rasgos identitarios que lo harían celebre: el corrugado que rigidizaba las planchas de carrocería, los cristales planos en el parabrisas, laterales y trasero, los mecanismos elementales que accionaban la toma de aire, la apertura de las ventanas mediante simples bisagras, el ensamblaje de asientos y puertas fácilmente desmontables, la célebre suspensión, y un sinnúmero de ingenios que hacían de este vehículo una opción indiscutible y económica, avalada por el rendimiento del combustible, la liviandad, y cierta indiferencia a los caminos de mala calidad. Varias versiones fueron desarrolladas en Francia, pero por motivos de normativa local, Citroën se vio forzada en Chile a fabricar un hibrido, la popular ‘Citroneta’. Con su caja posterior abierta, esta calificaba como vehículo de carga para efecto de impuestos. La planta local producía también los paneles de la furgoneta utilitaria de dos asientos que se ensamblaban sobre un chasis importado. Concordante con una economía de sustitución de importaciones, el esquema aseguraba entre otras cosas la formación de cuadros técnicos locales. Debido a la sequía de créditos que tenía a la fábrica semiparalizada, resultaba conveniente reactivarla hasta que fluyera nuevamente la importación de piezas.

Inmovil-05↑ Fig. 5 «Garbage housing»: Citroen Furgonette house, Jeff Skorneck (1973). Architectural Design Vol. XLIII 12/1973.
Páginas 781-782. © John Wiley & Sons, Inc.

En un proceso no del todo distinto a las operaciones que Duchamp había sometido a los objetos industriales, Skorneck proponía re-ensamblar las piezas de carrocería de la furgoneta Citroën para armar un habitáculo de 35 m². Este presentaba una clara identidad modular y una evidente afinidad con su objeto de origen. La imagen interior lo muestra equipado con pocos y sofi sticados elementos, todos congruentes con la figura industrial, como si fueran nacidos deuna misma cuna: lámparas articuladas, muebles tubulares, y un televisor. El ambiente ‘minimal’ sufría las fluctuaciones de la temperatura exterior dado que la carrocería Citroën no ofrecía aislación térmica alguna, pero el tema ambiental aun no comparecía con urgencia en esos discursos.⁸

En La Casa Fredda, Emilio Vendittelli se pregunta acerca del efecto novedoso del metal y el vidrio en la concepción de los ambientes domésticos modernos (Vendittelli, 1977). Son materiales ‘fríos’, también ‘secos’ y ‘precisos’, al menos en comparación a las ancestrales materias de la madera, arcilla, y el hormigón. No es casual que Koolhaas se explayara sobre la excéntrica condición viscosa y sucia del hormigón que estimuló las sensibilidades del brutalismo, y resaltara la aparente contradicción entre un ‘espíritu moderno’ y la bizarra composición de este material de vaciados (Koolhaas, 1978). La ‘casa Citroën’ de Skorneck acortaba la distancia entre el artefacto industrial y la arquitectura, tal como otros hicieran mucho antes. De haber prosperado, este modelo se hubiera inscrito a esa línea de filiación que relacionó bicicletas y muebles tubulares en el periodo heroico de la arquitectura moderna, y que más tarde prodigó los equipamientos lúdicos tubulares de Aldo Van Eyck. Quizá hubiese sido venerada por los cultores del Hightech pero, tal como había observado Pawley, el modelo de casa al cual aspiraban los radicalizados pobladores chilenos se acercaba notablemente a las convenciones burguesas.⁹

Las ambiciones de Pawley eran en realidad difíciles de satisfacer, puesto que su apuesta no la concebía como un sustituto barato e inferior a la vivienda convencional, sino como un nuevo paradigma que rechazaba tanto los productos de la industria de la vivienda como los supuestos políticos asociados a ella: la noción de la casa como inversión económica (de valor incremental en el tiempo), y también su dependencia de mano de obra especializada.¹⁰

Su clave consistía en «…desplazar su base de recursos (en la producción de viviendas) desde aquello que es escaso y costoso, hacia aquello que no solo es abundante y barato sino también ubicuo y desprovisto de valor…» (Pawley, 1973). En la cultura del consumo la casa era –según su visión– esencialmente un contenedor de objetos incluyendo los equipos (a la larga también desechables) capaces de producir bienestar físico. Que esa envolvente evocara otros valores no era tema; en esto Pawley coincidía con Price: «…hoy en día una vivienda no es tanto una colección de objetos durables de consumo sino más bien… un envoltorio de objetos de consumo…» es, decía «…una bóveda para atesorar posesiones, una vitrina (para exhibirlas), una planta de procesamiento, y un centro de entretención» (Pawley, 1973). Difícilmente podría esa mirada ser compartida en un ambiente de escasez, que además era anterior al ingreso de Chile a las ligas del consumo (y del desecho) masivo.

La tesis de Pawley no logró arraigo en Gran Bretaña, y menos aun en un Chile donde apenas existían dos modestas cadenas de supermercado, y la producción de envases desechables era casi inexistente. La casa –decía Loos– es conservadora, atendiendo al peso de los hábitos en su configuración e imagen. Así lo advirtió sorprendido Pawley al reconocer en las aspiraciones del poblador del campamento del MIR¹¹ el prototipo burgués, es decir, la respuesta arquitectónica más convencional, fraguada en el entorno de mayor radicalidad política.

La tesis se publicó dos meses después del golpe de estado en Chile, cuyos ideólogos encauzaron todas las políticas –incluidas las urbanas y habitacionales– hacia las lógicas comerciales del mercado, cercenando de este modo el experimento. A poco andar Chile suscribió a una economía de la obsolescencia programada con su secuela de crecientes montañas de desechos que, gracias al efecto NIMBY, se invisibiliza en las periferias menos desarrolladas. Producimos cada vez más garbage pero este no redunda en housing; de hecho no redunda en nada. Es una perspectiva sin duda preocupante.

Inmovil-Titulo

Publicado en

ARQ 89 | Energía y recursos
Abril 2015

Artículo realizado por

Rodrigo Pérez De Arce. Arquitecto, Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile, 1972. Diploma Architectural Association, Londres, Reino Unido, 1975. Doctor Arquitecto, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela, 2011. Profesor titular, Escuela de Arquitectura, Universidad Católica de Chile. Ha enseñando en la Architectural Association y en las universidades de Bath, Pennsylvania y Cornell, entre otras. Entre sus libros se encuentran La Escuela de Valparaíso, Grupo Ciudad Abierta (2003) y Domicilio Urbano (ARQ, 2006, 2012).

Notas

1 Martin Pawley, «Garbage Housing», Architectural Design Vol. XLIII (12, 1973): 764-784. La revista incluye además presentaciones de casas de papel plegado, propuestas de Yona Friedman y sistemas alternativos. Pawley desarrolló posteriormente el tema en el libro homonimo. Nacida en Chile, Monica Pidgeon la editora de la revista había reconocido en terreno las ‘tomas’ y procesos reivindicatoruios de los pobladores que formaron parte del proceso de la Unidad Popular y de sus grupos mas radicalizados: sus comentarios aparecieron en Architectural Design de Diciembre de 1972 en un articulo titulado «Campamentos», reimpreso en español en edición facsimilar como separata de Hogar y Arquitectura 104.

2 Había solo dos cadenas de supermercados en Chile a la fecha, uno cooperativo en asociación de productores y consumidores que fue desmantelado por el gobierno militar. Comparado con Europa ciertamente no existía aun la economía generalizada del objeto desechable.

3 WOBO Project: la botella fue rediseñada por Habraken en 1962 y un prototipo de vivienda –ilustrado en el artículo– fue construido en 1965 según el recuento de Pawley, pero Heineken la discontinuó.

4 Principio que Shigeru Ban pondría en práctica años después.

5 El denominado ‘Cornell Chile Programme’ se desarrolló hacia 1973 con el apoyo de Mathias Ungers. Ver: «Chile and the Cornell Programme», Architectural Design Vol. XLIII (12, 1973): 777- 782.

6 Comparar por ejemplo con las experiencias coetáneas de prefabricación pesada realizadas desde la planta en Quilpué, descritas en el libro Panel y presentadas en la XIV Bienal de Arquitectura de Venecia, 2014. Ver: Pedro Alonso y Hugo Palmarola. Panel (Londres: Architectural Association, 2014)

7 Deyan Sudjic anota el paralelo entre el Citroën 2CV, un clásico de los compactos económicos destinados a un público masivo y el Volkswagen escarabajo, el ‘auto del pueblo’ alemán, diseñado por Ferdinand Alexander Porsche para el Tercer Reich. Sudjic le atribuye a su diseño la influencia de Jean Prouvé. Ver: Dejan Sudjic: El lenguaje de las Cosas (Madrid: Turner Publications, 2009). El auto despertó un intenso interés en Le Corbusier quien diseño un prototipo, y más tarde también en los Smithson.

8 Comparar por ejemplo con le propuesta de Reyner Banham y Michel Legret, o también con la casa Farnsworth de Mies, ambas dependientes de sistemas mecanicos para la adecuación ambiental.

9 Ratificada en el ejemplo de casa que presentaban pobladores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Algo parecido ocurría en la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Catolica de Chile hacia 1972, cuando entre los grupos más radicales de profesores y alumnos alineados con el gobierno socialista, ante la demanda habitacional, se sustituyó la invención como ambición del taller por la efectividad de respuesta, surgiendo de ello modelos más convencionales desde un medio radicalizado.

10 Se podría comparar por ejemplo con los supuestos del proyecto Elemental en donde, reconociendo las dinámicas del mercado, se postula la vivienda como «atajo al desarrollo» y «paso a la clase media», lo que supone buen diseño, buena ubicación, un valor de suelo congruente y, por sobre todo, la inserción al mercado fuertemente especulativo de casas y suelos.

11 MIR es la sigla del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, no adscrito al gobierno de Allende, y radical tanto en sus propuestas de organización de pobladores como en sus reivindicaciones.

Bibliografía

ALONSO, Pedro; PALMAROLA, Hugo. Panel (Londres: Architectural Association, 2014)

KOOLHAAS, Rem. Delirious New York (New York: The Monacelli Press, 1978)

PAWLEY, Martin. Architecture Versus Housing (London: Studio Vista, 1971)

PAWLEY, Martin. «Garbage Housing», Architectural Design (12, 1973):764-784

SUDJIC, Dejan. El lenguaje de las Cosas (Madrid: Turner Publications, 2009)

VENDITTELLI, Emilio. La Casa Fredda, il linguaggio dei materiali metallici e del vetro negli interni domestici (Roma: Edizione Kappa, 1977).

Lecturas recomendadas

ARQ 89 | Energía y recursos
ARQ 86 | Proyecto social
ARQ 82 | Fabricación y construcción

Monolith-Controversies-01

Monolith Controversies es el nombre del pabellón de Chile con el cual los curadores, Pedro Alonso y Hugo Palmarola, buscan dar respuesta a la temática Absorbing Modernity 1994-2014 propuesta por Rem Koolhaas para la representación de los pabellones nacionales en la 14ª Bienal de Venecia.

El pabellón presenta como pieza central un panel producido por la fábrica KPD, de origen soviético y que operaba en El Belloto, Quilpué. El panel tiene un importante valor histórico, ya que, fue firmado por el Presidente Salvador Allende durante la inauguración de la planta en 1972 y posteriormente estucado, ocultando la firma, durante la dictadura. Posteriormente, ya en estado de ruina, es rescatado por uno de los ex trabajadores de la fábrica.

Las distintas lecturas que podemos obtener de esta pieza particular, las variaciones que tuvo este tipo de sistemas estandarizada durante el siglo XX y la absorción, por parte de los trabajadores, de esta arquitectura forman parte de la presentación de Chile y con el cual obtuvo el León de Plata dentro de las participaciones nacionales en la Bienal.

↑ 1. Recreación 1:1 del living comedor del departamento, construido con el sistema KPD, de Silvia Gutiérrez en Viña del Mar / 2. Un portal con el texto introductorio al pabellón y créditos involucrados / 3. Proyección en el suelo que muestra los sistemas y su inventario de piezas en constante rotación / 4. Proyección de videos realizados por Gianfranco Foschino de departamentos realizados con el sistema KPD y VEP / 5. 28 maquetas que muestran la evolución del sistema de construcción de paneles de hormigón en viviendas colectivas / 6. Proyección con imágenes y recortes de prensa que muestran el impacto de estos sistemas, fábricas y sus viviendas en el contexto chileno / 7. El panel al centro del pabellón.

Fuente de la imagen: Monolith Controversies

Monolith-Controversies-02↑ El Pabellón de Chile y su relación con el edificio del Arsenale.

Monolith-Controversies-03↑ Acceso al Pabellón de Chile.

Monolith-Controversies-04B↑ Recreación 1:1 del departamento, construido con el sistema KPD, de Silvia Gutiérrez en Viña del Mar.

Monolith-Controversies-05↑ Objetos del departamento de Silvia Gutiérrez.

Monolith-Controversies-06↑ Objetos del departamento de Silvia Gutiérrez.

Monolith-Controversies-07↑ El León de Plata y el catálogo de Monolith Controversies.

Monolith-Controversies-08A↑ El panel al centro del Pabellón.

Monolith-Controversies-09↑ La relación del panel y otros elementos expuestos: las maquetas de los sistemas prefabricados y los videos a las fachadas de los departamentos.

Monolith-Controversies-10↑ El acceso desde la recreación del departamento al espacio central.

Monolith-Controversies-11↑ El panel en primer plano y a la izquierda las maquetas expuestas.

Monolith-Controversies-12↑ 28 maquetas expuestas que muestran distintos sistemas de prefabricación de paneles de hormigón.

Monolith-Controversies-13↑ Detalle de una de las maquetas.

Monolith-Controversies-14↑ Detalle de una de las maquetas.

Monolith-Controversies-Titulo

Ficha técnica

Nombre: Monolith Controversies. Pabellón de Chile en la 14ª Bienal de Arquitectura de Venecia
Lugar: Padiglione all’Arsenale, Venecia, Italia
Fechas: 7 de junio 2014 – 24 de noviembre 2014
Horarios: Martes a domingo 10.00-18.00 hrs

Curadores: Pedro Alonso, Hugo Palmarola / Comisionado por: Cristóbal Molina / Diseño de pabellón: Gonzalo Puga / Identidad visual: Martín Bravo / Artista invitado: Gianfranco Foschino / Producción: Felipe Aravena, José Hernández / Multimedia: Francisco Hernández, Micol Riva / Comunicaciones: Marcela Velásquez / Producción del pabellón: Luigi D’Oro & Arguzia s.r.l. / Organizador: Consejo Nacional de la Cultura y las Artese / Apoya: Fundación Imagen de Chile, DIRAC, CSAV, SAAM

Más info: Monolith Controversies

Lecturas recomendadas

De abstracto a concreto
ARQ 82 | Fabricación y construcción

Imágenes

Layout Pabellón: Gonzalo Puga, Micol Riva
Fotografías: Sebastián Paredes

De-abstracto-a-concreto-15

Si bien marginales al canon historiográfico de la arquitectura moderna, el desarrollo de sistemas constructivos prefabricados a partir de grandes paneles de hormigón armado fue central en los debates sobre modernización e industrialización de la construcción. Estas discusiones excedieron al ámbito meramente técnico o práctico para transformarse en arena de especulación política, estética e ideológica, tanto en arquitectura como en el campo del arte. Esto queda de manifiesto en la proliferación de sistemas de edificación que tuvo lugar en países tan distintos –y distantes– como Francia, la entonces Unión Soviética, Suiza, República Democrática Alemana, Reino Unido, Yugoeslavia, Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Holanda, Japón, Cuba y Chile, entre otros. En la Unión Soviética (tal vez el ejemplo más paradigmático), este desarrollo estuvo marcado por el célebre discurso de Nikita Khrushchev ante la Conferencia Nacional de Constructores, Arquitectos y Trabajadores en 1954 y cuyo objetivo era la «desestalinización» del país y la eliminación de los excesos ornamentales propios del realismo socialista, apelando a una ética y a una estética constructiva resumida en su valoración de la expresión de las líneas de junta entre paneles –o que denominó como «línea de la honestidad»â€“. Estos sistemas y sus respectivas tipologías edificatorias serían conocidos consecuentemente como Khrushchvkas.

Denominadas genéricamente en la urss a través de siglas –K7; G-3i; G-5; II-32; II-35; II-49; II-57; 1MG-300; 1-335; 1-510; 1-605; II-57 o 1-464– las Khrushchvkas interesaron a Georges Maciunas, fundador de Fluxus, quien publicó en 1965 el panfleto titulado Communists must give revolutionary leadership in culture. Ahí presentaba la prefabricación soviética de grandes paneles como la arquitectura que lograba una mayor eficiencia, dado su completo desinterés por tradiciones artísticas nacionales y estilísticas, y la producción en cambio de soluciones a problemas de diseño utilizando los últimos avances tecnológicos (Flynt y Maciunas, 1965). Las Khrushchvkas ejemplificaban, para Maciunas, los tres principios esenciales para lograr un liderazgo revolucionario en cultura: incremento de la productividad, promoción de la igualdad y solidaridad entre trabajadores, y satisfacción del deseo de los trabajadores de confrontar la realidad. En este contexto de especulación artística y debate político es de interés que la diversificación y riqueza tecnológica y tipológica de estas series aún parece ser un campo relativamente inexplorado de investigación¹, más aún si se considera que a nivel mundial estos sistemas se emplearon para construir alrededor de 190.000.000 de departamentos.

A través de su modelación tridimensional en el software Rhinoceros y la fabricación digital de modelos en escala 1:75 –por medio de una impresora de polvo Z310 plus– se propuso a estudiantes de séptimo semestre la reconstrucción técnica, tipológica, histórica y conceptual de este tipo de sistemas. El Taller de Investigación «De abstracto a concreto» desarrollado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica en 2011 y 2012, permitió ampliar la reflexión crítica sobre la historia de la prefabricación a partir de una metodología que utilizó el modelo digital para estudiar las relaciones cambiantes entre arquitectura y tecnología durante el siglo XX.²

«De abstracto a concreto» mostró que estos sistemas estaban lejos de la monotonía y la rigidez tipológica con que usualmente se les caracteriza. Por el contrario, la gran cantidad de sistemas creados, su evolución y adaptación a contextos sociales, técnicos, geográficos y culturales diversos es evidencia de una voluntad de variación que buscaba alternativas cada vez más eficientes –desde un punto de vista económico y estratégico– en la solución de los grandes problemas de la provisión de vivienda económica y colectiva. Específicamente, el taller investigó los sistemas Camus y Coignet (Francia); K7, 1-335, 1-464, E-101 y 1-510 (urss); Gran Panel Soviético (Cuba); KPD y VEP (Chile); Larsen & Nielsen (Dinamarca) y Brecast (Inglaterra). Se dejaron para una segunda etapa Descon-Concordia (EE.UU./ Canadá); Gran Panel IV y Gran Panel 70 (Cuba); Wohnungsbauserie 70 (RDA); Jugomont 61 (Yugoeslavia); vam (Holanda); Igeco (Suiza); Taisei (Japón) y de manera especial, el Dormitorio Saint Andrews de James Stirling (Escocia).

La aparente escasez de investigaciones sobre estos esfuerzos de sistematización industrial del hormigón –o al menos la ausencia de estudios comparados que vinculen aspectos técnicos y tipológicos con debates teóricos e históricos– sumado a la imposibilidad de acceder a fuentes primarias muchas veces en ruso, francés, holandés, japonés o alemán, fueron considerados restricciones propias del proceso de reconstrucción de los sistemas. Estas dificultades fueron entendidas como un desafío al objetivo propuesto a los estudiantes: la reconstrucción de sistemas y edificios más bien desconocidos, tanto por su estatus ambiguo en la historiografía de la arquitectura moderna, como por tratarse de obras cuyas lógicas proyectuales y de producción –al reemplazar al arquitecto individual por la idea de diseño colectivo en manos de trabajadores anónimos– se alejaron de prácticas arquitectónicas convencionales en términos de su difusión y publicación. De este modo, a pesar de su aparente claridad y racionalidad constructiva, la configuración interna y especificidad técnica de estos sistemas aparecía como un misterio.

En el contexto de estas restricciones, el taller reflexionó en torno a la noción de indicio, y recurrió a toda información que permitiera avanzar en la comprensión y reconstrucción de estos sistemas, tanto si se tratase de fuentes primarias (en los casos chilenos) como de datos obtenidos de libros y revistas de época, además de la pesquisa de datos en Internet vía e-mail, Google Translator y Street View y la identificación y contacto de personas a través de redes como Facebook, Skype, Linkedln que permitió entrevistar a arquitectos o ingenieros involucrados originalmente en el desarrollo de estos sistemas³. Así entendido, el cruce de información se hizo fundamental en el gradual esclarecimiento de sistemas constructivos a partir de datos fragmentarios o dispersos que, en algunos casos, no excedían información relativa a un solo panel, un par de diagramas o un puñado de fotografías.

Esto se tradujo en estrategias de investigación y análisis basadas en una analogía biológica, propia de la recepción que las ideas del científico francés Georges Cuvier tuvieron en algunos discursos de la arquitectura moderna. En efecto, Cuvier propuso que, a partir del estudio cuidadoso de un solo hueso, uno «debería ser capaz de reconstruir el animal completo al cual este pertenecía» (Cuvier, 1812). Esta aproximación permitió no solo aventurar la reconstrucción del edificio a partir de un solo panel, sino además situar los sistemas, su desarrollo y «evolución» en series, como si se tratase de un problema paleontológico (entendido como la capacidad de reconstruir una especie extinta a partir de algunos restos fósiles). La relación entre Cuvier y este acercamiento no es casual, pues fue él quien en el siglo xviii estableció las bases de la paleontología a partir de su trabajo en anatomía comparada; el estudio de fósiles permitiría determinar la evolución de los organismos y su interacción con el medioambiente. Tras la «extinción» (a fines de los años setenta) de los sistemas prefabricados basados en grandes paneles de hormigón armado, el taller entonces consideró al panel como un resto fósil, y la paleontología como una «ciencia histórica» en su intento por explicar causas en vez de realizar experimentos para observar efectos.

De-abstracto-a-concreto-01↑ Fig. 1 Axonométrica escalonada sistema 1-335, URSS, años cincuenta. Modelo de Pablo Muñoz. / Fig. 2 Axonométrica escalonada sistema 1-464, URSS, años cincuenta. Modelo de Carlos Rojas.

De-abstracto-a-concreto-02↑ Fig. 3 Axonométrica escalonada sistema 1-510, URSS, años cincuenta. Modelo de Davor Pantoja. / Fig. 4 Axonométrica escalonada sistema K7, URSS, años cincuenta. Modelo de Ismael Cárdenas.

De-abstracto-a-concreto-03↑ Fig. 5 Axonométrica escalonada sistema Camus, Francia, años cincuenta y sesenta. Modelo de David Icekson. / Fig. 6 Axonométrica escalonada sistema Coignet, Francia, años cincuenta y sesenta. Modelo de Catalina de Pablo.

De-abstracto-a-concreto-04↑ Fig. 7 Axonométrica escalonada sistema Brecast, Inglaterra, años sesenta y setenta. Modelo de Constanza Krauss. / Fig. 8 Axonométrica escalonada sistema Larsen & Nielsen, Dinamarca, años sesenta y setenta. Modelo de Carlos Letelier.

De-abstracto-a-concreto-05↑ Fig. 9 Axonométrica escalonada sistema Gran Panel Soviético, Cuba, años sesenta. Modelo de Javier Rosende. / Fig. 10 Axonométrica escalonada sistema KPD, Chile, años setenta. Modelo de Carolina Rocco.

De-abstracto-a-concreto-06↑ Fig. 11 Axonométrica escalonada sistema VEP, Chile, años setenta. Modelo de Alan Patrick.

Esta idea –tomada de Cuvier– de una ciencia histórica basada en el estudio de fragmentos, no sería ajena a las investigaciones posteriores de Charles Darwin, quien sostendría que: “…el registro geológico en tanto historia del mundo está conservado de manera imperfecta y escrito en un dialecto cambiante; esta es una historia además de la cual solo poseemos el último volumen… Y de este volumen, solo un breve capítulo ha sido preservado; y de este capítulo, de cada página, solo algunas pocas líneas aquí y allá son aun accesibles” (Darwin, 1859). Esto explica, según Gillian Beer, que Darwin «aprendió a mirar, a interpretar y, sobre todo, a escribir y usar la escritura como parte de un proceso creativo. A través de la interacción entre experiencia sensible, registro, recolección, revisión y reevaluación, fue adquiriendo la confianza para pensar teóricamente, para aventurar hipótesis y someterlas a escrutinio cuidadoso, sin caer en un empirismo banal. Darwin no pretendía lamentar la ausencia de evidencia, sino reconocer la condición irrecuperable de lo que se ha perdido (Beer, 2008).

Así, la reconstrucción de sistemas constructivos extintos no consistió en abusar de una metáfora biológica, sino más bien de ejercitar un proceso intelectual dotado de profundidad histórica y teórica, donde a partir de la recolección, registro, observación y representación del material disponible y del uso de la escritura como parte de un proceso creativo, se formularan hipótesis de trabajo basadas en «suposiciones informadas». En suma, se trató de proponer para cada sistema una tesis proyectual adecuada.

Tal como una aproximación de este tipo le permitió a Darwin desafiar la idea convencional de variación morfológica a partir de formas arquetípicas o ideales (Beer, 2008), estas hipótesis debían resolver técnicamente el ensamblaje de componentes (muchos de ellos desconocidos) a partir de vestigios y del estudio de las pequeñas diferencias y desviaciones entre sistemas. Se trató de observar en los paneles fósiles las diferencias graduales propias de un proceso de diferenciación y selección sujeto a distintas presiones ambientales, técnicas, políticas, estéticas y culturales. El posterior establecimiento de una genealogía a estas series no estaría exento de consideraciones históricas. Por el contrario, esta rechazaría el uso meta-histórico de significaciones ideales y teleologías indefinidas al oponerse de manera consiente a una búsqueda por sus «orígenes» (Foucault, 1971).

Planteado de este modo, no se trataba de imprimir una maqueta para obtener la forma final de un edificio desde un legajo de planos bien conocido. Interesaba, por el contrario, utilizar la reconstrucción del sistema como excusa para identificar los problemas que ingenieros y arquitectos enfrentaron en el desarrollo de las soluciones técnicas y tipológicas de estas series. Esto significó invertir el estatus del objeto de estudio en la relación que en cada caso se establecía entre información disponible y faltante.

Este proceso recordó el comentario de Slavoj Žižek sobre una cita atribuida a Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de los Estados Unidos (2001 y 2006) durante la durante la invasión norteamericana a Irak y Afganistán. Rumsfeld habría dicho: «Hay known knowns; que son cosas que sabemos que sabemos. Hay también known unknows, vale decir cosas que sabemos que no sabemos. Pero también hay unknown unknowns, que son cosas que no sabemos que no sabemos» (Žižek, 2004). Al recordar a Rumsfeld, Žižek tenía un interés psicoanalítico, pues propuso agregar a la lista los unknown knowns, vale decir, aquellas cosas que no sabemos que sabemos. En el contexto de la investigación sobre sistemas constructivos, la connotación «estratégico-militar» de este episodio supuso identificar con claridad lo que no se sabe, para así llenar los vacíos de información a partir de los unknown knowns de Žižek, aquellas claves de proyecto pertenecientes a una cultura arquitectónica y tecnológica que muchas veces no sabemos que sabemos. El modelo final del sistema, en este sentido, debía ser fiel al proceso argumentativo propio a los materiales presentes y también ausentes.

El caso de algunos sistemas, sin embargo, supuso el problema inverso. Vale decir, la existencia de un exceso de información que obligó a reemplazar la imagen del paleontólogo por la del editor. KPD y Camus, por ejemplo, exigieron a ser muy selectivos en el tipo de documentación considerada relevante. Común a ambas estrategias fue la necesaria vinculación los sistemas a edificios específicos, sobre todo en aquellos casos que permitían gran variedad tipológica a partir de variaciones del propio sistema. David Icekson en su investigación sobre Camus actuó literalmente como arquitecto, diseñando un edificio a partir de antecedentes que permitían una enorme cantidad tipologías posibles.

De-abstracto-a-concreto-07↑ Fig. 12 Despiece horizontal de la totalidad de paneles que componen los edificios en axonométricas: sistemas 1-335, 1-464, Camus, Coignet, Gran Panel Soviético, KPD.

De-abstracto-a-concreto-08↑ Fig. 13 Despiece horizontal de la totalidad de paneles que componen los edificios en axonométricas: sistemas 1-510, K7, Brecast, Larsen & Nielsen, VEP.

De-abstracto-a-concreto-09↑ Fig. 14 Sistema Larsen & Nielsen, Dinamarca, años sesenta y setenta. Despiece horizontal de paneles, 647 componentes en total. Modelo de Carlos Letelier.

La relevancia de estudiar estos sistemas en términos comparativos permitió observar las distintas lógicas operando en cada uno de ellos. Precisamente el descubrimiento de problemas específicos por sistema fue el objetivo último del ejercicio de reconstrucción. De origen ruso y llegado Chile en su versión cubana de la década de los sesenta, el sistema KPD permitió a Carolina Rocco identificar una grilla estructural «invisible», definida por la continuidad vertical y horizontal de una filigrana de hormigón armado conceptualmente auto-portante. En relación con esta, los paneles estructurales emergieron en una dimensión de encofrado para una estructura colaborante, revelando así la importancia de la definición variable de perímetro dentado de los mismos paneles. En Cuba, este sistema había ya sido adaptado a las condiciones climáticas locales a través del aligeramiento y perforación de sus paneles de fachada. En la investigación de Javier Rosende, la adaptación del Gran Panel Soviético (GPS) tuvo el objetivo adicional de lograr variabilidad en la fachada por medio de nueve paneles distintos y sus combinaciones.

De-abstracto-a-concreto-10↑ Fig. 15 Grilla estructural secundaria sistema KPD, Chile, años setenta. Modelo de Carolina Rocco.

De-abstracto-a-concreto-11↑ Fig. 16 Maquetas escalonadas E. 1: 75, realizadas en impresora de polvo Z310 plus. De izquierda a derecha: sistema Gran Panel Soviético, Cuba, años setenta, modelo de Javier Rosende; Sistema Brecast, Inglaterra, modelo de Constanza Krauss; sistema 1-464, URSS, modelo de Carlos Rojas.

El análisis de las características especificas de cada sistema y estudio comparado entre ellos se tradujo en cada caso en el establecimiento de la relación entre el número de tipos de panel y el número total de paneles en el edificio. Es así que mientras el sistema 1-510 requería 57 tipos de panel y 2.499 componentes en total (57/2.499), sucesivamente: 1-335 (39/1.444); Camus (85/1.250); K7 (25/1014); 1-464 (45/994); Coignet (58/946); KPD (35/828); GPS (27/720); Taisei (32/678); Larsen & Nielsen (44/647); Brecast (20/498) y VEP (17/175). Esta relación cambiante permitió especular sobre la naturaleza del diseño de cada sistema en relación con la forma final del edificio, pero sobre todo en el tipo de procesos industriales que los hicieron posible. Adrian Forty nos recuerda que fue precisamente la sistematización industrial del panel prefabricado, a través del su «gestión científica» (scientific management) la que vino a transformar este material «arcaico» en uno definitivamente moderno. No por casualidad, dice Forty, Frederick Taylor publicó un Tratado sobre el concreto (Treatise on Concrete, 1905) seis años antes que su obra más conocida e influyente, Los principios de la gestión científica (Principles of Scientific Management) (Forty, 2012). Todos estos sistemas –desarrollados y construidos entre 1948 y 1978– fueron concebidos desde el concreto hacia la abstracción del panel como componente último de la composición plástica.

De-abstracto-a-concreto-12↑ Fig. 17 Catálogo razonado de paneles sistema 1-464, URSS, años cincuenta. Modelo de Carlos Rojas.

De-abstracto-a-concreto-13↑ Fig. 18 Catálogo razonado de paneles sistema 1-464, URSS, años cincuenta. Modelo de Carlos Rojas.

De-abstracto-a-concreto-14↑ Fig. 19 Diagrama grilla estructural y ensamblaje sistema KPD, Chile, años setenta. Modelo de Carolina Rocco.

La impresión digital del modelo permitió revisar la exactitud del material documental disponible y, en muchos casos, detectar equívocos e inconsistencias en las fuentes originales. El uso de herramientas digitales en este tipo de investigación supuso, en efecto, que no se trataba de redibujar edificios y sus tipologías sino de ensamblar componente por componente al interior del modelo. Así, la maqueta adquirió un estatus específico alejado de la mera representación de un edificio, transformándose en herramienta para la corroboración de la exactitud y pertinencia de tesis proyectuales basadas en «suposiciones informadas».

De-abstracto-a-concreto-Titulo

Publicado en

ARQ 82 | Fabricación y construcción
Diciembre 2012

Artículo realizado por

Pedro Alonso. Arquitecto y Magíster en Arquitectura, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2000 y Doctor en Arquitectura (Ph.D), The Architectural Association, 2008. Desde 2005 enseña en The Architectural Association, donde actualmente es profesor visitante en el programa de Master in History and Critical Thinking. En 2010 obtuvo una beca de investigación de The Getty Research Institute y en 2011 fue académico visitante en The Canadian Centre for Architecture CCA – Montreal. Actualmente es profesor de la Escuela de Arquitectura y jefe del programa de Magíster en Arquitectura MARQ de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Hugo Palmarola. Diseñador, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2004 y Magíster en Teoría e Historia del Diseño Industrial por Universidad Nacional Autónoma de México, 2010. Fue profesor e investigador en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En 2007 recibió The International Scholar Award de SHOT y en 2008, junto a Pedro Alonso, recibió The RIBA Research Trust Award. En 2012, a propósito de sus estudios sobre prefabricación, fue invitado como investigador por Indiana University y por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba.

Notas

1 Sí es posible encontrar trabajos más bien recopilatorios, mayoritariamente de carácter referencial o técnico.

2 Los resultados de este trabajo fueron expuestos en la Galería de arte González & González en Santiago en enero de 2012 y posteriormente en la muestra São Paulo Calling, proyecto curatorial dirigido por Stefano Boeri en colaboración con la Secretaria Municipal de Habitaçao de la Prefeitura do Municipio de São Paulo, en el Centro Cultural São Paulo entre los meses de enero y junio de 2012.

3 En el caso de los sistemas Taisei (Japón), E-101 (URSS) y Descon/Concordia (EE.UU./Canadá), se obtuvo información de sus creadores, Hiroshi Yoshida, Leonid Ghelphand y Milo Shemie, respectivamente.

Referencias bibliográficas

BEER, Gillian (ed.). «Introduction». En DARWIN, Charles. On the Origin of Species. Original de 1859. Oxford University Press, Nueva York, 2008.

CUVIER, Georges. Recherches sur les Ossements Fossiles. Discours préliminaire. Vol. 1. Original de 1812. Traducción de Robert kerr. Essay on the Theory of the Earth. Original de 1813. Gregg Publishing, Nueva York, 1971.

DARWIN, Charles. On the Origin of Species. Original de 1859. Oxford University Press, Nueva York, 2008, p. 229.

FLYNT, Henry y Georges MACIUNA. Communist must give revolutionary leadership in culture. World View Publishers, Nueva York, 1965.

FORTY, Adrian. Concrete and Culture: a Material History. Reaktion Books, Londres, 2012, p. 236.

RABINOW, Paul (ed.). The Foucault Reader. Pantheon Books, Nueva York, 1984.

ŽIŽEK, Slavoj. «What Rumsfeld Doesn’t Know That He Knows About Abu Ghraib». En In These Times, 21 de mayo de 2004.

Lecturas recomendadas

Exposición. Monolith Controversies

fabricación y construcción
El título de la última edición ARQ del 2012, «Fabricación y construcción», trata de situar la realidad actual de la disciplina (o quizás, de la arquitectura que tenemos más a mano) en el punto de inflexión respecto a lo que podría entenderse como la producción de edificios. Alguna vez, hace unos diez años, el arquitecto paulista Paulo Mendes da Rocha –ante la pregunta por la elección de una obra arquitectónica por sobre todas– señaló las pirámides egipcias, porque «â€¦son la máquina de su propia construcción. El plano inclinado». Para Mendes da Rocha la pirámide encarnaba la síntesis perfecta entre forma y construcción; revisada hoy, esta observación vincula también a la pirámide como depositaria de un imaginario de la arquitectura que relaciona la construcción con una especie de artesanía pesada, dependiente de una mano de obra intensiva, frecuentes visitas de obra y elaboración de elementos constructivos en obra.

fabricación y construcción
Ya entrado el s. XXI, y desde la periferia del mundo occidental, la realidad que este número de la revista ARQ intenta reflejar aparece en el cruce de una construcción fuertemente asentada en la disponibilidad de mano de obra barata, y la fabricación que surge como posibilidad desde tecnologías emergentes vinculadas a la producción paramétrica y asistida digitalmente (ciertamente aún no disponibles en todas las escalas ni para todos los presupuestos). Probablemente el precario equilibrio entre estas dos situaciones polares tiene alguna relación con la reciente notoriedad de la arquitectura chilena. Y quizás la única afirmación posible de sostener en este escenario de cambios es que las obras de arquitectura mantienen, a pesar de todo, un vínculo importante con la realidad física y material del mundo, esa misma realidad que las utopías intentan modelar: un vínculo con «las cosas», en palabras de Perec.

ARQ-82-titulo

Disponible
$12.550

Comprar

Sumario

Editorial. Fabricación y construcción / Patricio Mardones

Portafolio Galería AFA

El combate contra el ángel / Paz Errázuriz

Lecturas

De abstracto a concreto / Pedro Alonso, Hugo Palmarola

Arquitectura para armar / Juan E. Ojeda, Claudio Labarca

Nuevas especies de espacios / Javier Pérez-Herreras

Obras y proyectos

Casa Oruga / Sebastián Irarrázaval

Catedral de agua / GUN Arquitectos

Faros urbanos / Verónica Arcos, Jean Petitpas

Casa en panel SIP / Alejandro Soffia, Gabriel Rudolphy

Casa Mirador / Matías Zegers

Colegio Alianza Francesa Jean Mermoz / Guillermo Hevia, Nicolás Urzúa

Casa CMG / Ricardo Torrejón

Casa para el poema del ángulo recto / Smiljan Radic

Libros y revistas recibidos
Dossier técnico ARQ
Anexo: Cuadernillo de la técnica Fachadas 1








Dice Boris Ivelic, a cargo del proyecto del barco de colonización «Amereida»: «el espacio de la arquitectura es en un lugar al que le da un destino. La arquitectura es inmóvil, su movimiento es la luz que va transformando su espacio».

La embarcación Amereida de la Universidad Católica de Valparaíso, presentada hace 6 años (ARQ Nº29 de abril de 1995), aún en proyecto, vuelve a esta revista como «un gran objeto construido», navegando, no como arquitectura.

Este número de ARQ, realizado con la participación de la Escuela de Diseño de nuestra Facultad, se refiere, no sólo a objetos y a diseño gráfico, sino también a las varias actividades que requieren de forma y organización en nuestra sociedad: montajes, instalaciones, juegos, banquetes, imagen pública, etc. Si damos una mirada a nuestro entorno físico habitual, todo aquello que vemos, -especialmente lo móvil y cambiante-, es de dominio del diseño: un universo en expansión, casi amenazante a veces: el campo que abarca es inmenso y multiforme.

Según Koolhaas, hoy: «toda materialización es provisional (…) Como los trajes, la construcción ha adquirido una nueva blandura, la unión no es más un problema, porque las transiciones ahora se definen corcheteando y sellando». Es lo que él llama el junkspace contemporáneo y sus descripciones no son ajenas a mucho de lo que conocemos hoy en Santiago: malls, supermercados, aeropuertos en su constante rehacerse a sí mismos en la «indiferencia por crear perfección, sólo interés».

En esta situación es evidente que se han hecho difusas algunas fronteras; los arquitectos hablamos de «pieles», estamos interesados en los «pliegues», y los desfiles de modas son presencia permanente en nuestros televisores.

Según Koolhaas, que quizás a estas alturas de su carrera se permite exagerar, «la arquitectura desapareció en el siglo XX. Hemos estado leyendo una nota a pie de página bajo un microscopio con la esperanza de que se convertiría en una novela. El ‘junkspace’ parece una aberración, pero en esencia es el principal acontecimiento».

A ustedes diseñadores, arquitectos y lectores interesados de otras disciplinas les corresponde, después de leer y mirar, juzgar.

ARQ-49-Diseno-en-Chile

Disponible en
oficinas ARQ

$4.550

Sumario

Editorial / Montserrat Palmer Trias

Diseño en Chile

¿Diseño como disciplina? / José Manuel Allard Serrano

Grandeza y pequeñez del oficio / José Neira Délano

Buscando una maestría / Miguel Eyquem

¿Con qué objeto? / Gonzalo Puga Larraín

¿Qué es diseño? / Entrevista con Charles Eames

Obras y proyectos

Diseño de 3 celebraciones / Ricardo Lang

Diseño, complejidad y tecnología / Pablo Suárez

Elemental, tipografía diseñada en Chile / Dany Berczeller, Francisco Gálvez

La imagen de las exportaciones: ser o no ser / Loreto Valdés

Diseño patrimonial chileno / Guillermo Tejeda

Tres exposiciones: Espacios del conocer en el Museo Chileno de Arte Precolombino / José Pérez de Arce

La economía global de la imagen / Patricio Pozo

Embarcación para las travesías a la Patagonia occidental / Boris Ivelic

Artesanía tradicional en la PUC / Alberto Sato

Piezas de alfarería tradicional de Pomaire / Gonzalo Puga, Hugo Lagos

Arquitectura reciente en Chile

Centro Tecnológico de la Construcción DUOC / Juan Sabbagh, Mariana Sabbagh

Cafetería UNIACC / EO Arquitectos Ltda., Andrés Link, Jorge Hasbún

Mobiliario urbano de Vitacura / Alemparte Barreda Asociados Arqtos., Daw Arquitectos y Diseñadores

Remodelación tienda Unicef Chile / Jonathan Holmes

Montaje XIII Bienal de Arquitectura / Philippe Blanc, Carolina Portugeis

XV Cumbre Presidencial del Grupo de Río / AMERCANDA: Pablo Cordua, Bernd Haller, Alberto Dittborn

Concurso Nuevo Plan Director PUC / Alameda – Lira

Ensayos y Documentos

Entrevista a Gui Bonsiepe / Hugo Palmarola

Un mundo continuo / Alejandro Crispiani

Mauricio Amster, tipógrafo, 1907-1980 / José Manuel Allard, Francisca Reyes

Arquitectura para la venta. Dos proyectos de título del aula Izquierdo-Lehmann / Tomás McKay, Pablo Riquelme

La casa Errázuriz de Le Corbusier. Cronología del proyecto / Claudio Vásquez

Anexos

Ley de Propiedad Horizontal. Arquitectura sin ruina / Patricio Mardones

Cartas / A Diestra y Siniestra

Reseña de Libros Ediciones ARQ

Libros y revistas recibidos

Noticias / emails

Noticias de la Facultad

ARQ-49-01
ARQ-49-02
ARQ-49-03
ARQ-49-04
ARQ-49-05
ARQ-49-06
ARQ-49-07
ARQ-49-08