Ediciones ARQ

House

Para nuestro nÃºmero cincuenta (Â¡no cualquier revista especializada y autofinanciada cumple el medio centenar!) nos pareciÃ³ adecuado desensimismarnos de nuestra aficiÃ³n por la arquitectura que cultivamos, y dar varios pasos atrÃ¡s para mirar un panorama general: observar todo lo que se construye en Santiago.

La idea del nÃºmero se me ocurriÃ³ en una conversaciÃ³n con el arquitecto Luis Valenzuela en relaciÃ³n a lo que se le viene encima a un joven reciÃ©n titulado cuando trata de ganarse la vida: el mundo del cliente de carne y hueso.

Introducimos el tema en base a tres artÃculos que se dedican a tres Ã¡reas, en principio ajenas la una de la otra: 1Â° una escueta y precisa investigaciÃ³n sobre los avisos de venta de casas y departamentos de un leÃdo suplemento sabatino, 2Â° un merodeo sobre las razones de la autoconstrucciÃ³n y 3Â° las razones de la arquitectura culta.

Es decir, primero una arquitectura que quiere venderse, que espera y tienta al habitante â€“ comprador con ingeniosas
metÃ¡foras. Una segunda que decide el mismo habitante por su cuenta y riesgo (asÃ como cada uno decide como peinarse
y vestirse) y la tercera en las razones esgrimidas desde la arquitectura.

Tratamos de ser imparciales y lo primero que se nos ocurre es que el hecho de ponerlas una al lado de la otra es de por sÃ interesante, que darÃa para mucho mÃ¡s de lo que el nÃºmero presenta y que seguramente volveremos a ello mÃ¡s adelante. Incluimos tambiÃ©n instalaciones de un grupo de artistas y un artÃculo y fotogramas de la pelÃcula «Taxi para Tres» de Orlando LÃ¼bbert, quien, dice, se dedicÃ³ al cine porque habÃa estudiado arquitectura.

Este conjunto serÃa la cuarta pieza vital, que unida a las otras tres, debe ser considerada: los artistas que son los que alertan de los cambios que estÃ¡n ocurriendo en la sociedad.

La secciÃ³n Ensayos y Documentos tambiÃ©n ronda el tema mÃ¡s general de sociedad y futuro.

En resumen, pensamos que este tema de meditaciÃ³n reciÃ©n comienza y que visto asÃ parecen ser 4 piezas vitales, pero aisladas y que el juego que debiera iniciarse entre ellas apenas comienza (y que de este juego depende el desarrollo de la arquitectura en Chile).

Por Ãºltimo, quiero citar un texto de Umberto Eco que es una advertencia para nosotros, los «cultos».

«Cuando la casa se quema, al intelectual sÃ³lo le cabe comportarse como una persona normal y de sentido comÃºn, como todo el mundo, pues si cree tener una misiÃ³n especÃfica, se engaÃ±a y quien le invoca a Ã©l es un histÃ©rico que ha olvidado el telÃ©fono de los bomberos».

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