Por-que-el-croquis-02↑ Fig. 1. Kahn I. Louis. The Notebooks and Drawing of Louis I. Kahn. Cambridge Mass and London England: MIT Press, 1973. Foreword.

Ya es un lugar común advertir que vivimos en un mundo en que las imágenes visuales tienen un rol preponderante y completamente privilegiado en los medios de comunicación. Ellas nos envuelven como nunca antes y en esta interacción nos atraen, cautivan, agobian y también nos pueden saturar hasta el hastío.¹ En nuestra actividad profesional, las imágenes de arquitectura se han transformado en objetos con sentido en sí mismo, incluso superando muchas veces a la misma realidad que debían representar.² Revistas y portales de internet las ofrecen en grandes cantidades, igualando bajo un mismo canon –el que consagra la pura imagen– obras de diversa índole y categoría. Por otro lado, la capacidad de producirlas se presenta con similar abundancia y multiplicidad tanto por la amplitud de recursos ofrecidos como por la cada vez mayor facilidad de operar con estos mecanismos. En términos estrictamente teóricos, desde hace ya varios lustros, críticos e historiadores vienen llamando la atención con respecto a nuestra innegable dependencia del diseño asistido por ordenador, lo que se ha transformado en parte esencial de la actividad profesional del arquitecto, pero pese a lo cual el problema de la representación arquitectónica todavía sigue exigiendo discusión.³

En este contexto general, cabe preguntarse por la actualidad del croquis y su efectividad en el terreno del proyecto arquitectónico. Ello implica que debemos preguntarnos por su vigencia en los programas académicos. En efecto, estas preguntas cobran especial importancia cuando vemos que en muchos lugares del mundo y en un lapso de pocos años la duración de la carrera de arquitectura se ha comenzado a reducir, haciendo que la representación digital desplace sin apelación al dibujo manual.

Estos cambios, sin duda, han sentado un nuevo paradigma, afectando a disciplinas y actividades de todo orden. Como consecuencia han prodigado grandes beneficios, pero también han causado pérdidas.⁴ En este amplio balance se debe evaluar la pertinencia del croquis en la actualidad.

En primer lugar, el problema que propone el croquis en nuestra disciplina no es nuevo. Los alcances del croquis son más desconocidos que antes, pero no es porque en la actualidad se practique menos y sus contenidos estén en retirada de los programas docentes ni porque cada vez más arquitectos estén produciendo sus proyectos en tecnologías digitales. En general, vemos que frente al croquis se adoptan dos posibles actitudes: se le trata ramplonamente como una mera técnica de dibujo o se hace énfasis en su dimensión poética. En ambos sentidos se advierte una merma con respecto a sus valores y potencialidades y, como consecuencia, se genera un distanciamiento con respecto a su práctica.

En segundo lugar, la respuesta a este problema tampoco es novedosa; lo que ocurre es que ella no se ha aquilatado lo suficiente: el croquis es un instrumento para estudiar la arquitectura. No es el único, por cierto, pero en cuanto ha logrado incorporarse al núcleo de la disciplina en sus aspectos teóricos y prácticos tal vez sea el más apropiado. Como es sabido, la disciplina arquitectónica surge como tal cuando emergen y se formalizan los medios de representación que le son propios. Desde entonces, el dibujo ha sido el instrumento incuestionado para su realización.⁵

Por-que-el-croquis-04↑ Fig. 2. Paisaje. Rocas sobre el suelo © Francesco Venezia.

En este contexto, cuando se trata de conocer la arquitectura en su presencia material, el croquis es el modo más pertinente para estudiarla respondiendo así a una de sus posibles exigencias: la necesidad de experimentarla. ¿De qué otra manera se podría estudiar la arquitectura cuando llegamos a vivenciarla directamente? ¿Cómo reconocer sus valores, cómo abordarla si en términos físicos siempre se nos presenta parcialmente y nunca como totalidad? Estas son preguntas abiertas que las nuevas tecnologías no han sabido responder.⁶

Estudiarla en su presencia significa, en primer término, intentar comprenderla a partir de la articulación de sus partes, las que podemos aprehender por medio de nuestra percepción. El croquis como registro inmediato de lo que vemos da testimonio de ella y permite que nos apropiemos de sus contenidos. En este mismo sentido, también se sabe cuánto del origen de la disciplina se debe a los relevamientos, práctica antigua que comparte algunos de sus principios con el croquis, siendo el más importante el aprendizaje a través de la visualización directa del fenómeno estudiado y su necesario requisito de aprender a ver. En ambas dimensiones del problema, el croquis da la respuesta.

Por todo ello, vemos que en el fondo se trata de un problema de definición que, además, plantea la cuestión de su sentido. Por ello, este es el primer tema que se aborda en este libro.

Por-que-el-croquis-03↑ Fig. 3. Copas y botellas. © Álvaro Siza.

El segundo problema tiene alcances más didácticos, motivo por el cual propone contribuir a una mejor compresión del croquis, presentando una serie de ejemplos que demuestran que los croquis pueden y deben contener ideas, pues es a través de ellas que se puede llegar a entender la arquitectura.⁷ Se plantea entonces como un manual que, tal como lo sugiere la palabra, sea cercano a quienes les interese estudiar la arquitectura, ya sean alumnos regulares de la carrera, público en general o arquitectos ya formados. Por eso se presenta en un formato cómodo y liviano, que pueda ser llevado como una agenda o cuaderno de apuntes.

Su intención, por último, es mostrar cómo dibujaban algunos maestros de la arquitectura del siglo XX y uno más cercano a nosotros, destacados por la importancia que le dan al croquis en el contexto de su obra construida. Se ofrece así un repertorio de croquis que permite establecer comparaciones, entendiendo que el modo de dibujar no da lo mismo y que hay tantas formas de expresión como aproximaciones a la arquitectura. Por último, pero no por ello menos importante, se entiende que a través de los croquis se puede llegar a una propuesta arquitectónica.

Por-que-el-croquis-01↑ Fig. 4. Catedral de Santa Cecilia, Albi, Francia, 1959. Tinta sobre papel, 16,8 x 26,3 cm. © Louis I. Kahn Collection, University of Pennsylvania and the Pennsylvania Historical and Museum Commission.

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Publicado en

Sobre el Croquis
Octubre 2015

Autor

Germán Hidalgo. Arquitecto, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1991 y Doctor en Teoría e Historia de la Arquitectura, Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona, 2000. Profesor Asociado, Escuela de Arquitectura PUC y profesor invitado en Università degli Studi Roma Tre y en la Universidad Nacional de Colombia.

Notas

1 BERGER, John. Modos de ver. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2000 [1972].

2 Una primera señal de la existencia de este fenómeno se encuentra en la investigación realizada por Juan Pablo Bonta sobre el pabellón alemán de Barcelona. BONTA, Juan Pablo. Architecture and its Interpretation: A Study of Expressive Systems in Architecture. Nueva York: Rizzoli, 1979, pp. 131-224. Trad. Cast. Sistemas de significación en Arquitectura: Un estudio de la arquitectura y su interpretación. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1977, pp. 149-193.

3 PÉREZ GÓMEZ, Alberto. «Architectural Representation beyond Perspectivism», Perspecta, 27, 1992, pp. 21- 39. DOLLENS, Dennis. De lo digital a lo analógico. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 2002. PICON, Antoine. Digital Culture in Architecture. An introduction for the design professions. Boston: Birkhäuser, 2010.

4 Sobre este diagnóstico ver: SENNETT, Richard. El artesano. Barcelona: Anagrama, 2009. pp. 55-61. Por otro lado, encontramos una mirada renovada sobre el dibujo en: BERGER, John. Sobre el dibujo. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2011.

5 EVANS, Robin. «Traducciones del dibujo al edificio». En su Traducciones. Girona: Editorial Pre-Textos, 2005. pp. 167-207.

6 Hace muchos años, Bruno Zevi planteó como irresoluble el problema de representar el espacio arquitectónico y la experiencia de habitarlo. Hasta ahora, el núcleo de su argumento no ha sido rebatido por los nuevos medios de representación que se han sofisticado considerablemente, pero que siguen ciegos ante la esencia del problema. ZEVI, Bruno. Saber ver la arquitectura. Barcelona: Editorial Apóstrofe, 1998. Original de 1948.

7 Este libro tiene su origen en un proyecto de investigación presentado en 1995 al Fondo de Desarrollo de la Docencia, FONDEDOC, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. El proyecto «Manual de introducción a los contenidos arquitectónicos del croquis» se gestó en el contexto del Taller II, liderado por Fernando Pérez Oyarzun entre 1982 y 1994. Sobre este taller se puede consultar: PÉREZ OYARZUN, Fernando. «Enseñanza como obra de arquitectura: Un inicio desde la proposición», ponencia presentada en el seminario Encuentro en La Plata. Enseñar Arquitectura / Construir Ciudad, septiembre de 1997, La Plata, Argentina.

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